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Paideia/Don Samuel y el PRD

Gabriel Castillo

Apenas llegué a cruzar palabra con él, al coincidir en algún pleno del Consejo Nacional del Partido de la Revolución Democrática, PRD; quizá cierto comentario ocasional acompañado al saludo, pero debo decir que don Samuel del Villar Kretchmer me impresionó gratamente al escucharle hablar en tribuna o al leer sus escritos. Hombre que no se proponía atraer los reflectores, que siempre reflejó seriedad con su expresión facial por lo general dura y que proyectaba una personalidad fuerte a pesar de su estatura nada sobresaliente. Fue miembro fundador del PRD y se le consideraba muy cercano al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, con quien compartió un proyecto político y las características de rectitud y de actuación con base en principios. Don Samuel fue arrebatado por la muerte, no puede decirse otra cosa cuando alguien fallece a una edad en la que aún se formulan proyectos como los que se sabe que él tenía y deja inconclusos en el campo de la investigación en materia jurídica y política.

Por lo que se sabe acerca de él, puede decirse que no sólo fue un gran jurista, sino un excelente funcionario público, que puso de manifiesto la congruencia entre el pensar, el decir y el hacer. Hombre comprometido, sin lugar a dudas, con la justicia, pero también con las causas sociales y de manera especial, contra la corrupción en los distintos ámbitos de la vida nacional. Con la muerte de don Samuel del Villar el país pierde a un hombre valioso, pero en particular el PRD pierde a uno de sus cuadros de más alto nivel, muy mal valorado por la burocracia del partido, la cual no quiso atender las recomendaciones que el doctor Del Villar hizo para el fortalecimiento del mismo y para desterrar ciertas prácticas nocivas que se hicieron presentes en la elección interna donde resultó electa como presidenta del PRD la licenciada Rosario Robles Berlanga.

Recuerdo con mucha claridad la férrea oposición de la corriente Nueva Izquierda, que encabeza el senador Jesús Ortega Martínez a que don Samuel encabezara la Comisión para la Legalidad y la Transparencia, que tendría a su cargo la investigación y evaluación de las irregularidades presentadas en el proceso de elección interna del año 2002. Fue el destacado economista Jorge Calderón quien se prestó al juego de esa corriente también conocida como “Los Chuchos”, al participar en la tribuna del consejo nacional como orador en contra de la propuesta del doctor Del Villar y hacer una descalificación lamentable. Afortunadamente no prosperó la oposición y el destacado jurista pudo presidir la importante Comisión que meses después de instalada rindió un informe que cimbró al Partido de la Revolución Democrática. Fue una muy dura pero certera crítica a lo ocurrido en las mencionadas elecciones de 2002. La información presentada y los juicios emitidos por Samuel del Villar en nombre de la Comisión para la Legalidad y la Transparencia cayeron como balde de agua fría en el Consejo Nacional y nuevamente la corriente Nueva Izquierda maniobró para impedir que se aprobara el contundente informe, pues al parecer se sintieron aludidos o como se dice coloquialmente “les quedó el saco”. Desafortunadamente lograron que una mayoría simple votara en contra y el informe, con sus recomendaciones para eliminar prácticas viciadas, así como para reorientar y fortalecer al partido, se fueron al archivo muerto. El gran esfuerzo del doctor del Villar y de quienes le acompañaron en esa importante comisión fue tirado a la basura por los que, desde la burocracia y controlando el aparato partidista, han secuestrado al PRD empequeñeciéndolo e impidiendo el despliegue de todas sus potencialidades a partir del reconocimiento y superación de sus fallas.

Resulta lamentable reconocer que el mismo día que falleció don Samuel del Villar, se llevó a cabo una elección interna en el PRD que vino a confirmar lo dicho por él en el informe antes citado. Un proceso eleccionario que se caracterizó por la desorganización, el rasuramiento del padrón, la baja participación y ciertas prácticas no muy democráticas que llevaron a suspender la elección en varios estados, lo cual tengo que expresar con preocupación y pena, pero con la convicción de que no puedo guardar un silencio cómplice ante lo que pasa en un partido que no ha sabido ponerse a la altura de las nuevas circunstancias, ante las fallas de la derecha en el Gobierno y las contradicciones en el PRI. Ojalá que Leonel Cota Montaño, virtual presidente del PRD, por los próximos tres años, se atreva a desempolvar el informe Del Villar y ponga en práctica las recomendaciones en él contenidas, con lo que estaría haciendo justicia después de muerto a un hombre que deseaba firmemente que las cosas se hicieran bien y que se impulsara un nuevo tipo de política, tanto en el PRD como en el país, ya que don Samuel conocía muy bien el tema de la Transparencia y la Equidad en las elecciones, por lo que no es gratuito que el propio secretario de Gobernación actual y aun los adversarios políticos reconozcan a Del Villar como una pieza clave para la Reforma Electoral. Qué pena que se valore más afuera que dentro del PRD a sus cuadros destacados, aunque no debe confundirse la actitud respetuosa, responsable y comprometida de la verdadera militancia de izquierda en el partido con una parte de la burocracia que ha hecho evidente su mediocridad y oportunismo, frenando el desarrollo y la implantación del proyecto de izquierda en todo el país. Don Samuel y su legado tendrán que ser valorados más temprano que tarde, por lo pronto, ¡descanse en paz!

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