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Paideia/Sensibilidad de artistas

Gabriel Castillo

A lo largo de la historia ha sido común darnos cuenta que a los intelectuales les ha tocado jugar el papel de una especie de conciencia crítica de la sociedad, enfrentándose frecuentemente al poder político y no pocas veces, al poder económico. Hemos visto que ello ha ocurrido en muy diversos países y notoriamente en los Estados Unidos de Norteamérica, tal como quedó de manifiesto en el pasado proceso electoral que culminó con la lamentable (para el mundo) reelección de George W. Bush como presidente de la nación que hoy se ostenta como garante y salvaguarda de las libertades en el planeta. Destacados poetas, novelistas, pintores, lingüistas y científicos se pronunciaron abiertamente contra la reelección de un presidente guerrero e intervencionista, que se siente llamado por Dios para acabar con las tiranías que según él quedan en el mundo.

No fue suficiente a que los sectores críticos se sumaran también personalidades del mundo del cine y de la música, para generar corriente de opinión con la fuerza necesaria que hiciera posible evitar la reelección del señor Bush. Es indudable que los ciudadanos norteamericanos votaron mayoritariamente por él, con lo que se confirma aquello de que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. No obstante, me parece importante destacar que la participación de famosos actores y actrices, directores de cine o cantantes no se circunscribió al ámbito político-electoral, llamando a sus seguidores a votar por los demócratas, sino que fue más allá de noviembre y abarcó el mostrar sensibilidad para solidarizarse con las víctimas de la tragedia provocada por el tsunami en costas de Asia el pasado mes de diciembre.

La pobre respuesta en un primer momento del Gobierno norteamericano, en cuanto a la ayuda para los damnificados y para la reconstrucción de la región dañada, que fue criticada por considerarse una actitud de tacañez de Mr. Bush, contrastó con la generosa respuesta solidaria de gobiernos con menos recursos y de ciudadanos de todo el mundo. Al interior de los Estados Unidos fue notoria la activa participación de personalidades hollywoodenses que, como señalaron las crónicas periodísticas en sus páginas de espectáculos y sociales, se sumaron a las campañas para la recaudación de fondos, no sólo aportando en buen número de casos sumas millonarias, sino convocando en eventos públicos a los donantes para contribuir a la causa referida.

Este asunto no es menor en estos tiempos de individualismo, en sociedades con predominio materialista. Los jóvenes hoy se dan cuenta que sus ídolos no son sólo caras bonitas o voces agradables, sino también sujetos pensantes, críticos frente al poder, con sensibilidad ante el dolor ajeno, capaces de compartir su riqueza y dispuestos a contribuir a la construcción de un mundo diferente al que tenemos actualmente. Desde luego que no son todos los artistas y quizá ni siquiera la mayoría de quienes se mueven en ese medio, pero es conveniente valorar aquellos rockeros, cantantes de jazz o blues, actores, actrices, productores y directores de cine, televisión o teatro, que se atreven a romper estereotipos y superar la superficialidad que se han vuelto característicos en esos ámbitos. De lo que estoy seguro, por la información disponible, es que son más los artistas que los empresarios multimillonarios que se han desprendido de parte de su riqueza para ayudar a personas en desgracia. Ello nos habla de una mayor sensibilidad en el sector artístico e intelectual, que ojalá se vaya extendiendo a otros sectores de las sociedades.

Sin mencionar nombres de las personalidades del mundo artístico que encajan en el esquema que he estado planteando, pues es innecesario que ya los medios han dado cuenta de ello, debo decir que es satisfactorio que algunos famosos, además de ser activistas con orientación progresista en el terreno político, han tenido la iniciativa de crear fundaciones para el combate de enfermedades como el Sida y para luchar contra la explotación sexual de los menores, entre otros propósitos. Por todo ello, insisto en que la juventud ya tiene ejemplos a seguir distintos a los relativos al consumo de drogas, la violencia y la sexualidad mal manejada. Esperemos que sea de larga duración esta nueva oleada de sensibilidad que se aprecia en buen número de artistas hoy en día.

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