?A los niños, hay que cuidarlos mucho, ellos en todo se fijan y más en el trato que les dan las personas?
Perfil:
José Luis Villa Barrios tiene 42 años, es paletero, recorre calles, plazas y jardines, y sobre su espalda lleva a cinco hijos; no le quedó otra que autoemplearse por la falta de oportunidades, y como todo oficio enfrenta malas caras, gente grosera, pero dice que su pasión es el comercio y ver a los niños felices.
¿En qué sueña?
En salir adelante. Encomendarse al de arriba, al Jefe, que me dé licencia para salir en mis propósitos pesados, mi familia, mis hijos.
¿Cuáles son sus anhelos?
Que los gobiernos ayuden a uno a salir de pobre, pero que fuera una realidad, así como proponen y dicen en sus campañas, que de veras pasaran a las casas de las familias que realmente sí tienen necesidad.
¿Pediría políticos más conocedores de la realidad?
No conocedores, porque sí saben, lo que pasa es que veces no hacen las cosas como deben ser. Hay quienes andan hasta queriéndole a uno besar la mano en campaña, y después ya no se les ve la cara en ningún lado, y hasta dan la espalda cuando uno va a buscarlos.
Si tuviera enfrente al Gobernador, ¿qué le diría?
Pues... un poco más de atención en donde vivimos, por decirlo así, porque estamos en la vil ruina.
¿Qué platillo de comida le gusta más a usted?
Los frijolitos, la sopita.
¿Qué tiene ganas de comer?
Uno qué quisiera, tener para comer una carnita, que sí se la come uno, pero allá de cada vez...
¿Qué tipo de películas ve?
No me gusta nada de eso, he visto un pedacito de una y de otra, pero no soy aficionado a eso, ni tengo tiempo.
¿Cómo se imagina que es Dios?
Dios fue como una persona como nosotros, con la diferencia de que nosotros no lo vimos; y sé que Dios está con nosotros, lo siente uno en su corazón. Uno nunca anda solo, siempre andamos acompañados con Él.
¿Qué lo hace feliz?
El comercio, porque uno conoce a muchas personas y trata uno a quien nunca ha conocido, y es mejor para convivir con la gente que buscar un puesto en cualquier dependencia que sea de Gobierno, porque ahí sólo tiene contacto con la gente cuando necesita el voto, y aquí no, aquí es diario ese contacto. Si una persona llega y no completa la paleta, uno le da la cara y les pide que después regrese con lo que falta, un peso, dos pesos, y se siente uno contento.
¿Qué piensa de los niños?
Que son personitas muy bonitas. Debe uno tratarlos lo más bien que se pueda porque no puede saber uno si al rato se encuentra uno otra vez. Ellos en todo se fijan, son inteligentes y más en el trato que les den las personas. Por los niños se hace el comercio y vendemos nuestras paletas.
¿Siente que hace feliz a los niños?
Yo me he dispuesto a no ganarme ni un solo cinco en una paleta, con tal de que se vaya contento un niño; prefiero que se acerque a mi carrito, y que me diga: oiga, no completo, y yo me siento más a gusto al decirle: agarre la paleta y páguemela a precio de la paletería. Todo esto se le va al niño grabando en la mente, y a uno como comerciante no le queda a uno un mal hábito o el remordimiento de haber hecho o no tal o cual cosa por un niño.
¿Qué es lo que más le da tristeza?
Que los políticos se estén peleando; que estén como el perrito y el gatito, tirándose la mordida el uno al otro, buscando solamente el beneficio para ellos, pero nunca pensando en las necesidades de la gente.
Si los tuviera enfrenta, ¿qué les pediría?
Que dejen de pelear. Que regresen un poco al pueblo que tiene muchas necesidades, y que estén al pendiente de su gente.
¿Cuál sería su paleta ideal para hacer feliz a un niño?
Sería de color rojo, de un tamaño en que se la pudiera comer un niño y sabor piña.
¿Tendría fin o sería eterna?
Se tiene que terminar, porque los niños lo que buscan es con la intención de saborearlo, de comérselo, no de guardarlo.
¿Qué precio tendría?
Lo que cueste su fabricación.
¿A qué político le regalaría una paleta?
A ninguno.
¿A qué país le gustaría ir a vender paletas?
Al que fuera, pero yo en mi país soy feliz; además, nunca he salido.
¿Qué paleta le recomendaría a los niños?
La de sabores.
¿Su mayor temor?
Un atropellamiento, o que me salga un malviviente.
¿Cómo le gustaría morirse?
Es una pregunta difícil. No me quisiera morir. De algo en que no sufra yo ni la familia.