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PAN: tercera ronda/Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

Pasado mañana concluirá, con la tercera ronda de votación, la primera vuelta en el proceso para elegir candidato presidencial del PAN. Es posible que Felipe Calderón, quien sin duda ganará también esta jornada, como hizo en las dos anteriores, alcance en este primer turno la postulación de su partido. Pero no es seguro que eso ocurra y, de no sumar la mitad más uno del total de los votos emitidos el 12 de septiembre y el dos de octubre y los que se emitan domingo próximo, Calderón tendrá que disputar mano a mano con Santiago Creel la novena candidatura presidencial panista en la segunda vuelta a realizarse en todo el país el seis de noviembre. En ese caso el aura de triunfo que hoy rodea al ex presidente nacional de su partido podría tornarse una sombra oscura.

Hoy se votará en los estados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Colima, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Sinaloa y Sonora, así como el Distrito Federal. Cuando se aproximaba la primera ronda, los pronósticos favorecían al ex secretario de Gobernación. El propio Calderón expresó la parquedad de sus expectativas al decir que se consideraría triunfador si la diferencia a favor de Creel fuera breve. El resultado fue una victoria aplastante del que había admitido por anticipado una leve derrota: Por lo tanto, los augurios en torno de un nuevo triunfo en la segunda ronda se cumplieron puntualmente. Es casi seguro que, para la tercera ronda, las cifras de las encuestas se reproduzcan en la realidad el próximo domingo.

Del doce al 16 de octubre, el diario Reforma realizó una encuesta telefónica entre miembros activos y adherentes del PAN, para indagar sus preferencias electorales. Cincuenta y cuatro por ciento votaría por Calderón, veintinueve por ciento por Creel y 17 por ciento lo haría en pro de Alberto Cárdenas, que quiso surgir como un tercero en discordia que aprovechara la franja de indecisos y, al contrario de ese propósito, sólo polarizó la contienda entre sus dos antagonistas. Aunque ha reiterado que no se retirará de la competencia y hasta ha advertido a sus partidarios que desechen los rumores de que lo haría, no juzgo imposible que en efecto se apartara a última hora del proceso, para deslegitimarlo o por rubor. Es que, si persevera, es muy probable que tenga que padecer una derrota en su propio terruño, la entidad donde ganó candidaturas y elecciones constitucionales para ser alcalde y gobernador. Si eso ocurre, se probará la condición endeble de la plataforma que lo condujo al Gobierno jalisciense, basada en la extrema derecha de su partido.

Calderón llega a la última fase de la primera vuelta no sólo con ventaja numérica sino con apoyos crecientes. Se lo expresaron, entre otros, Francisco Barrio y Carlos Medina Plascencia, que en algún momento aspiraron también a la candidatura presidencial. El primero llegó al extremo de renunciar a la coordinación de la bancada panista en la Cámara de Diputados, para realizar una precampaña al cabo de la cual, en vísperas de que se iniciara la contienda formal interna, con honestidad reconoció que no había logrado un posicionamiento que hiciera sensato continuar en la lucha y se retiró (aludiendo de paso al favoritismo presidencial inclinado a Creel). Medina Plascencia lo hizo también, mucho antes, porque se le persuadió de que pretendiera mejor la presidencia de su partido que la del país. Fue derrotado, sin embargo, por Manuel Espino. Esos desenlaces no permiten que se espere de ellos influencia en sectores numerosos del PAN. Pero cada uno en su ámbito ejerce una suerte de liderazgo moral que refuerza la posición de Calderón. En Chihuahua, el apoyo de Barrio fue reforzado con la presencia del senador Javier Corral (que fue miembro del comité nacional encabezado por Calderón pero había mantenido fidelidad a Barrio)

Para ser ungido candidato con los resultados del domingo próximo, Calderón necesita no sólo tener más votos que sus adversarios lo que de seguro ocurrirá, sino tenerlos en número tal que consiga en la suma de las tres jornadas la mitad más uno. Al publicar su encuesta, Reforma calculó qué porcentaje necesita Calderón para ganar la postulación en la primera vuelta, lo cual depende también de la tasa de participación de los militantes. Si se mantiene el nivel de concurrencia a las urnas observado en las dos rondas anteriores, de poco menos de treinta por ciento, el candidato puntero necesita 53.4 por ciento de los votos. Si para escrutar el futuro nos basamos en las intenciones de voto, Calderón tendría seis décimos de punto más de los necesarios y ganaría la candidatura pasado mañana. Pero si examinamos las cifras reales, veremos que es difícil que obtenga más de seis puntos que el porcentaje total hasta ahora alcanzado, que es de 48 por ciento.

La jornada del domingo, y su resultado, dependen de cómo resuelva el comité electoral panista -que estaba aún reunido ayer jueves, a la hora de escribir estas líneas- las protestas presentadas por Calderón y Creel en torno a irregularidades en Tantoyuca, Veracruz y en el estado de Yucatán. Está fuera de todo cálculo que la elección yucateca en su conjunto fuera anulada, como pretende Creel. Cuando más, se dejarán de contar los resultados de algunos centros de votación, lo mismo que en Veracruz y acaso en Oaxaca. Las anulaciones no alterarán las proporciones del voto ya emitido. Pero sí podrían alterar el proceso recursos ante la justicia electoral.

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