Todos los días, Galván Durana se traslada a Torreón como puede para reparar desperfectos en viviendas
EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Carlos Galván Durana a diario se traslada a Torreón en camión o de ?aventón?, para ofrecer sus servicios a los vecinos de las diferentes colonias que requieran de algunos trabajos de reparación, para lo cual cuenta con dos herramientas esenciales: sus manos.
A sus 27 años de edad, Carlos tiene práctica en toda clase de oficios, lo que le ha valido poder salir adelante con su familiar, luego que hace cinco años, fue deportado por las autoridades migratorias de Estados Unidos, que lo sorprendieron en el estado de Florida.
Durante sus años de ?mojado?, envió el suficiente dinero a sus padres para poder comprar un terreno en las afueras de San Pedro y posteriormente comenzar a construir. Esto le valió para contar con un patrimonio familiar que a su regreso lo decidió a casarse.
Su esposa y dos hijos, de cinco y tres años de edad, son su tesoro más valioso, por eso cada día se levanta con la firme intención de llevar dinero a su casa con el cual comprar lo indispensable para comer y seguir subsistiendo.
La falta de estudios nunca ha sido obstáculo para conseguir empleo. ?Sólo encuentra trabajo el que lo busca?, dice, ?por eso me voy a Torreón, donde sí hay dinero, aquí en San Pedro ya no. Antes la gente se beneficiaba cuando había pizcas, pero todo esto se acabó?.
?Cuando llego a Torreón, me voy directamente a las colonias donde sé que pueden necesitar de algún arreglo en las casas. Desde pegar mosaicos y azulejos, hasta arreglar una instalación eléctrica, pequeños trabajos de plomería o de albañilería, carpintería y hasta el arreglo de ?yardas? (Como se conoce el jardín de las casas en Estados Unidos)?.
?Por lo general me aviento unos cuatro o cinco ?jales? y cuando regreso ya llevo por lo menos unos 250 ó 300 pesos. Con dos días que saque lo mismo, consigo para comprar la despensa de la semana?, dice sonriente.
Su trabajo empieza todos los días, a eso de las 11 ó 12, cuando se traslada al entronque ubicado a la entrada de San Pedro, donde casi siempre pide ?aventón? para Torreón. A veces es acompañado por uno o dos de sus coterráneos que van por lo mismo, a trabajar, pero casi siempre se regresa solo pues en Torreón cada quien se va por su lado.
?Ya para las tres y media o cuatro de la tarde vengo de regreso con mis 250 ó 300 pesos. Con ellos compramos para comer y el resto lo guardamos por si al día siguiente me va mal. Casi nunca me regreso sin dinero, lo menos que he sacado son 70 pesos. Muy buenos para lo que se ofrezca en la casa?, manifiesta.
Hace poco terminó su labor como albañil en el nuevo mercado que se inauguró recientemente, por eso no se quedó con los brazos cruzados. Una vez que terminó el contrato, comenzó a ?buscarle? por otro lado, pues ?mi familia no se puede quedar sin comer?.
?Aquí, la gente no tiene dinero para pagar los arreglos urgentes que necesitan en sus casas, por eso, es mejor ir a Torreón, allá la gente sí tiene dinero. En San Pedro el campo se está acabando, mejor dicho, ya se acabó, pues sin agua no hay siembra ni pizcas y mucho menos dinero?, señala un tanto melancólico.
?Hay quienes dicen que no hay empleo, pero no lo buscan. Yo no espero a que me hablen de un trabajo. Voy a buscarlo, por eso casi siempre tenemos dinero en la casa, poquito, pero hay?.
La vida que tuvo en Estaos Unidos, le sirvió para conocer muchos oficios que hoy, gracias a ellos, puede subsistir en situaciones difíciles que para muchas personas son un obstáculo, pero para Carlos, no existe problema que no pueda superar.