México, (EFE).- El 92 por ciento de los mexicanos reconoce haber sobornado alguna vez a un policía y el 74 por ciento afirma haber sido víctima de una extorsión por parte de un agente del orden, revela una encuesta publicada en México.
La "Encuesta sobre seguridad pública en el Distrito Federal" realizada por el Consejo para la Ley y los Derechos Humanos, señala también que ocho de cada diez encuestados no desea estar en contacto con un policía.
El sondeo, realizado a mil 300 personas con igual proporción de hombres y mujeres, destaca también que el 72 por ciento de los ciudadanos afirma conocer a algún familiar o amigo víctima de algún abuso cometido por un policía.
Un 84 por ciento de los encuestados dice haber sido víctima de algún delito en los últimos cinco años.
Ir a un cajero automático o a una sucursal bancaria le produce miedo al 100 por ciento de los encuestados, y casi todos (96 por ciento) opinan que la inseguridad ha aumentado en la capital mexicana.
Sin embargo, el 82 por ciento prefiere no denunciar los delitos. De éstos, el 78 por ciento por desconfianza a las autoridades, el 12 por ciento porque no cree que vayan a detener a los responsables, y el 6 por ciento porque eventualmente tendrían que pagar un soborno.
El sondeo también pidió a 675 policías activos que opinaran sobre su profesión, y descubrió que el 95 por ciento reconoce haber recibido sobornos, que el 89 por ciento consideran que reciben un salario injusto, y el 93 por ciento consideran que eso justifica los actos de corrupción.
En este sentido, una mayoría de los que tomaron parte de la muestra (el 79 por ciento) reconoce que hay prácticas de soborno y extorsión en el interior de la Secretaria de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), y el 64 por ciento acepta que hay policías con perfil criminal en esa institución.
Además, el 98 por ciento cree que no tiene el equipo adecuado para desempeñar su trabajo, y el 86 por ciento considera que no fue bien capacitado, una de las razones que explican que el 87 por ciento de los policías no se sienta reconocido por su trabajo en la sociedad.