Cada día suceden cosas inexplicables, al grado que en ocasiones nuestra realidad parece ser más bien un sueño. Estamos rodeados por las paradojas y para darnos cuenta de esto, basta ojear las páginas de un periódico.
Hace tiempo, por ejemplo, leí que cerca de la mitad de los brasileños vive en la pobreza. A pesar de esta triste realidad, Brasil es el segundo mercado en el mundo de las lujosas plumas Montblanc y el noveno comprador de autos Ferrari. Además, en Sao Paulo las tiendas Armani tienen un mayor volumen de ventas que las ubicadas en Nueva York. Algo muy parecido sucede en México, lo cual no deja de ser sorprendente.
Otra paradoja que hace días me contaba un amigo es que las vacas de Europa y Estados Unidos ganan el doble que los campesinos de los países pobres. Esto se explica porque en los países europeos y en Estados Unidos los subsidios que cada vaca recibe duplican la cantidad que en promedio gana por un año de trabajo un campesino en los países del Tercer Mundo. Es triste decirlo, pero hay bóvidos que llevan una mejor vida que muchos de los mexicanos que luchan por sobrevivir al sembrar sus tierras.
Es paradójico también que Carlomagno, quien es considerado como el creador de la primera gran biblioteca de Europa, fuera analfabeto; que Joshua Slocum, el primer hombre en dar la vuelta al mundo navegando completamente solo, no supiera nadar y que Napoleón Bonaparte, el más francés de los franceses, en realidad no haya nacido en Francia.
Resulta increíble que Margherita Sarfatti fuera judía, siendo la mujer más amada por el antisemita Benito Mussolini y por otro lado, que los negros norteamericanos a pesar de haber sufrido la peor de las esclavitudes y discriminaciones, hayan sido los creadores del Jazz, considerado por muchos como la más libre de las músicas.
Hace años leí un reportaje del periodista Richard Swift en el cual relata sus vivencias durante un viaje por los campos de Ghana. En esta región africana, la mayoría de los pobladores se dedica a la siembra del cacao, el cual se vende a precios muy bajos a Suiza.
Swift cuenta que al caminar entre los campesinos, de pronto sacó de su mochila unas barras de chocolate y comenzó a repartirlas entre aquellos sorprendidos hombres. Para su sorpresa, los cultivadores de cacao nunca habían probado el chocolate.
Así como en el mundo abundan las paradojas, en nuestro país parece que en ocasiones estamos inmersos en una de las pinturas de Dalí o en uno de los relatos de García Márquez.
Sólo en México nuestros gobernantes se atreven a decir que todo marcha bien, cuando en realidad cada día nos damos cuenta de lo contrario. Según Vicente Fox vivimos en el país de las maravillas, lo cual contrasta con la opinión de millones de mexicanos que aún no saben cómo sobrellevar la vida de carencias a la cual están condenados.
Es paradójico que Óscar Calderón, procurador de Justicia en Coahuila, se rasgue las vestiduras al asegurar que vivimos en un estado seguro, mientras cada día crece la presencia del narcotráfico, así como el número de asesinatos y delitos antes desconocidos en la región.
Existen miles de coahuilenses agobiados por el rezago social y a pesar de esta situación, el Gobierno del Estado derrocha millones de pesos en publicidad cual si viviéramos en tiempos de bonanza. No deja de ser inexplicable que el gobernador Enrique Martínez ordene tirar tanto dinero a la basura de lo publicitario, cuando esos recursos bien pudieran ayudar a alcanzar el bien común.
Es paradójico también que el gobernador hable de millones y millones de pesos invertidos en educación y por otro lado, descubramos que Coahuila es una de las entidades con mayor rezago educativo en el país. ¿Cómo se aplican los recursos? Esto es algo inexplicable, como inexplicable es también que la Secretaría de Desarrollo Social promueva el peor de los subdesarrollos sociales al mantener vivas prácticas tan nocivas como la corrupción y el privilegio de intereses ajenos al bienestar de los coahuilenses.
Estamos inmersos en un mundo donde lo paradójico abunda. Y así seguiremos estando mientras continuemos con nuestro absurdo error de mantener en el poder a personas hábiles en la realización de acciones cuya explicación sólo se encuentra en sus propios intereses.
javier_fuentes@hotmail.com