Los trenes de cercanías, los expresos regionales (TER) y los de largo recorrido (Corail) son los más afectados, con un tráfico del 35%.
París, (EFE).- La huelga de trenes convocada hoy en defensa del empleo, los salarios y el servicio público, se ha convertido en la primera prueba social a la que se enfrenta el nuevo Gobierno francés, aún en proceso de formación.
Se trata del primer conflicto social de envergadura desde el triunfo del "no" en el referéndum sobre la Constitución europea, que provocó el nombramiento de Dominique de Villepin como nuevo primer ministro en sustitución del muy impopular Jean-Pierre Raffarin.
El paro, el cuarto que protagonizan los trabajadores de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) en lo que va de año, ha sido convocado por cuatro de los ocho sindicatos del sector (CGT, FO, CGC y SUD Rail), que representan al 70 por ciento de los trabajadores.
Al mediodía, la dirección de la empresa anunciaba un seguimiento de la huelga, que se inició anoche a las 20.00 horas locales (18.00 GMT) y durará en principio hasta mañana a las 08.00 (06.00 GMT), del 25,8%, mientras los sindicatos hablaban de en torno a un 28%.
Los trenes de cercanías, los expresos regionales (TER) y los de largo recorrido (Corail) son los más afectados, con un tráfico del 35%, aunque en "ligera mejoría" sobre las previsiones de la víspera, según la SNCF, que confirmó que no circulará ningún convoy nocturno.
En los de cercanías de París, el porcentaje de trenes que se mantendrán en funcionamiento varía del 25 al 50%, en tanto que el tráfico de los de alta velocidad (TGV) se mantiene en un 60%.
En las estaciones de la capital, la mitad de los trenes circulan en Paris-Est, en tanto que sólo uno de cada cuatro lo hace en Paris-Saint-Lazare y Paris-Nord, y un 35% en Paris-Gare de Lyon y Paris-Montparnasse.
Por contra, el tráfico es normal en las líneas internacionales Eurostar (París-Londres), Thalys (París-Bruselas-Amsterdam), Artesia (Francia-Italia), Elipsos (Francia-España) y Lyria (Francia-Suiza).
Los sindicatos convocantes habían lanzado la movilización, apoyada por la oposición de izquierdas, "en defensa del servicio público, el empleo, los salarios y el derecho a la huelga".
En un intento por evitar el paro, el ministro de Transportes del ex Gobierno Raffarin, Gilles de Robien, y el presidente de la SNCF, Louis Gallois, habían lanzado mensajes más o menos tranquilizadores sobre la revisión de la negociación salarial e incluso sobre nuevas incorporaciones.
El lunes, Gallois prometió 500 contrataciones suplementarias este año, pero lejos de conseguir su propósito, el anuncio avivó el malestar sindical y sus líderes acusaron a la dirección de la SNCF de llevar a cabo una "manipulación demagógica y engañosa de las cifras".
Según los sindicatos, las 500 contrataciones se quedan muy lejos de compensar las 3.000 supresiones que han estimado que se producirán este año por la vía de jubilaciones que no tienen reemplazos.
Además de los puestos de trabajo y los salarios, el movimiento de huelga supone también la reivindicación del servicio público, dado que la huelga de hoy podría ser la última antes de la instauración, a mediados de mes, de una forma de "servicios mínimos garantizados" al menos en la región parisiense.
Robien es el impulsor del proyecto, que por ahora han firmado la empresa municipal de transportes de París (RATP) y la SCNF y que compromete a las dos sociedades a mantener un tráfico mínimo en los días de huelga bajo pena de sanciones financieras.
El proyecto será presentado mañana al consejo de administración de la RATP y el próximo día 17 a los sindicatos, en tanto que las negociaciones en la SCNF aparecen mucho más complicadas.
"Si hoy hay una huelga en la SCNF es porque los ferroviarios no están satisfechos con los salarios y el empleo, pero también es para defender una concepción del servicio público a la que los trabajadores están apegados y eso también forma parte de su voto del pasado domingo" en el referéndum sobre la Constitución europea, aseguró el secretario general de FO, Jean-Claude Mailly.
Cae popularidad de Chirac
La popularidad del presidente francés Jacques Chirac, cayó a su nivel más bajo de sus 10 años de mandato, 24 por ciento, reveló hoy un sondeo.
De acuerdo con el barómetro mensual del prestigiado instituto Sofres la popularidad y confianza de los franceses en su presidente cayó ocho puntos en mayo pasado respecto a abril anterior.
El 74 por ciento de los encuestados declaró haber perdido la confianza en el presidente galo, quien el domingo pasado sufrió una de sus más duras derrotas políticas al perder el referéndum sobre la Constitución Europea.
Chirac comenzó su primer mandato de siete años en 1995 y fue reelegido para un segundo mandato reducido a cinco años en 2002.
Su derrota en el referéndum obligó a Chirac a remodelar el gobierno conservador galo mediante el nombramiento de un nuevo primer ministro, Dominique de Villepin, quien reemplazó el martes al impopular Jean-Pierre Raffarin.
