Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Parrafos Diversos

Selección de Emilio Herrera. M.

Invitación a la lectura

Hoy hemos llegado hasta estas tierras con dos encargos, uno de ellos es rescatar el oro que parece abundantísimo en aquestos lugares. Sin duda habéis podido apreciar, en la visita que los indios de México nos hicieron ayer en la nave capitana, los hermosos presentes que se han servido enviarnos como regalos. El oro es harto real; vosotros y yo lo hemos visto.

Un murmullo, como una ola, recorrió el lugar. Todos habéis mirado el sol de oro y la luna de plata que el Tlatoani de México, el Señor de mar a mar, les había enviado. Un capitán respondió por toda la tropa:

¡Sí, sí; lo hemos visto, queremos rescatarlo!

Pero también debemos poblar ?agregó Cortés? pues estamos aquí como mensajeros de nuestra amantísima Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana; guiados por nuestro capitán Santiago, el santo de los valientes y nuestra señora, la Virgen del Rescate ?y señaló un manto donde estaba pintada la Virgen del Rescate, la virgen de allá, de un pueblo a orillas del Guadalquivir, con las manos juntas, rodeada de un resplandor de lanzas doradas, y sus pies sobre la media, el símbolo de los pueblos moros vencidos por el ejército de Castilla, de Aragón y sus aliados, en la lejanísima tierra patria.

Un silencio acogió las palabras de Hernán Cortés. La invitación a ?poblar? no fue tan bien recibida como la incitación a ?rescatar? oro, plata, perlas y esclavos, para luego venderlos en los mercados de Cuba y Santo Domingo. Cortés creyó conveniente hacer un acto histriónico. Tomando la espada en su mano derecha, se detuvo frente a un árbol y exclamó:

?Yo, Capitán Hernán Cortés, natural de Medellín, siervo de la Santa Madre Iglesia Católica, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, tomo posesión de estas tierras delante de mí, a un lado de mí, frente a mí y detrás de mí, desde el mar hasta el horizonte y más allá. En seguida, tomando una cruz que tenía un soldado en sus manos, la clavó en la arena y continuó: -En nombre de nuestro Señor, nombro a esta tierra de bestias la buena tierra de Vera Cruz, de la única cruz, de la cruz de la verdad. Repetid conmigo. Vera Cruz... Vera Cruz... ?repitió el ejército... Más fuerte, más fuerte. Vera Cruz... Vera Cruz!

Después de las últimas palabras, Cortés con la ayuda de un paje subió a su caballo siempre con su espada toledana en alto continuó su arenga con voz de falsete, pero más fuerte.

Declaro que desde este instante, aquestas tierras pertenecen a sus majestades doña Juana y su augusto hijo, don Carlos, por la gracia de Dios rey de Castilla, de León, Aragón, de las dos Sicilias, de Jersulem, de Navarra, de Granada, de Valencia, de Sevilla, de Galicia, de Mayorca, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaen de los Algerbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las Canarias, de las Indias Orientales, de las islas y tierra firme del mar Océano; archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Bramante, de Milán, conde Alexpurgo, de Flandes, del Tirol, de Barcelona señor de Vizcaya y de Molisna ?se hizo un pronunciado silencio- ¿Alguien se opone?

¡No! ¡No! ¡No!

Si alguien fuere opuesto, será cortado en dos por el filo de mi espada

¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

Cortés luego elevó la rodela junto a la espada y continuó:

¿Defenderéis la propiedad del rey nuestro señor con vuestras vidas si a ello fuera obligado?

Fue Gonzalo de Sandoval quien dando un paso respondió por todo el ejército y con la venia del resto de los capitanes:

¡Con nuestras vidas!

JOSÉ LEÓN SÁNCHEZ. TENOCHTITLAN. LA ÚLTIMA BATALLA DE LOS AZTECAS. GRIJALBO. 1986. IMPRESO EN MÉXICO.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 156610

elsiglo.mx