Invitación a la lectura
Los humanistas creían que, de todas las formas literarias, era la épica la más noble. Siendo mayores sus dimensiones, era difícil mantenerla en un nivel alto. Esta dificultad espoleó a Petrarca, pero su dominio del latín resultó no estar a la altura de su reto. Los antiguos ofrecían apenas unos cuantos modelos. Homero y Virgilio eran la pareja sobresaliente, y Aristóteles no aportó apenas regla alguna para este género, diciendo tan sólo que un verdadero héroe era esencial, queriendo decir que incidentes y detalles escénicos no bastaban para mantener el interés.-
Careciendo de los muchos poemas heroicos de la Edad Media, e ignorando su existencia, desde la ?Canción de Roldán? hasta las sagas germánicas e irlandesas, las principales épicas renacentistas fueron una mezcla peculiar, creada por cuatro poetas italianos: Boiardo, Pulci, Ariosto y Tasso. Los dos primeros pertenecen al siglo XV, el otro al XVI. Tan conocidos en su día en todo Occidente como son Shakespeare y Gohete hoy día, estos cuatro nombres y su gloria sobreviven sólo en su país de origen. Cuando los gondoleros de Venecia cantan para los turistas, podrían estar entonando fragmentos de la épica de Tasso. Todavía a comienzos del siglo XIX Ariosto y Tasso eran leídos, citados y alabados por los europeos cultos. Al mismo tiempo la Divina Comedia de Dante, también una aventura épica y hoy uno de los grandes libros, era tachada de ?gótica?, un ejemplo de oscurantismo medieval. ¿Cuál es el tema ?más humano? de las cuatro restantes épicas italianas? Las tres primeras de la lista versan sobre algún aspecto de la leyenda de los paladines, o caballeros elegidos, de Carlomagno, cuya misión en la vida es luchar contra los infieles sarracenos. Son traicionados por el ruin Ganelón y derrotados en la famosa batalla de Roncesvalles en los Pirineos. La primera ?Canción de Roldán? medieval escrita en francés antiguo, ofrece los detalles en lenguaje crudo y verista. Boiardo, Pulci y Ariosto añaden el elemento del amor, y con él la intervención de la magia. En lugar de la sobria tristeza guerrera de la antigua épica, proporcionan al humanista y al cortesano refinados la emoción del amor y de lo que se ha llamado ?lo maravilloso?, los milagros legados mediante magia negra o blanca.
Los magos, los trasgos y las encantadoras no tienen la finalidad de hacer creer en ellos, sino que entretienen con sus poderes inesperados y sus trucos malévolos, y siempre llegan a mal fin. Son fantasías desenfrenadas: en el ?Orlando Furioso? de Ariosto, el mago no muere al ser decapitado. En Pulci el gigante Morgante muere de risa al ver a un mono calzarse un par de botas. En Tasso, uno de los paladines se dirige a limpiar un bosque ocupado por las fuerzas del mal, y se le aparece su difunta amada, que había sido uno de los árboles. Las mujeres de gran fortaleza moral y física tienen mucha importancia en estas aventuras, en especial la valiente amazona de los romances populares convertida aquí en heroína y amante. Hasta la dulce Armida, que ayuda a los infieles, se gana nuestra admiración cuando es transformada por el amor.
JACQUES BARZUN. DEL AMANECER A LA DECADENCIA. QUINIENTOS AÑOS DE VIDA CULTURAL EN OCCIDENTE. (DE 1500 A NUESTROS DÍAS).