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Selección de Emilio Herrera M.

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Salomón, hijo de David y segundo rey de Israel ?Judá-, tiene una inconmovible reputación de sabiduría, sobre todo porque la Biblia dice que era sabio. Indudablemente, su reinado fue una época de paz y prosperidad para el reino, pues Salomón recogió el fruto de la afanosa vida de David. Sin embargo, puede argüirse que la sabiduría de Salomón era más aparente que real, pues fue en su reinado cuando se sembraron los cimientos del desastre.

En un aspecto Salomón ?era? sabio: renunció a toda idea de nuevas conquistas. Se conformó con las dimensiones del imperio que le legó su padre. De este modo evitó las terribles y destructivas tensiones a que las guerras habían sometido al país.

Por otro lado, Salomón se esforzó por elevar su reino a la cúspide de su magnificencia, por hacer de él una potencia mundial, a la par en cuanto a civilización de las grandes culturaza del Nilo y el Éufrates, Pero esto significó un esfuerzo casi tan grande como la guerra. La parte occidental de la Media Luna Fértil sencillamente carecía de la base para la munificencia, a diferencia de los valles de los grandes ríos, y aunque Salomón no ahorró esfuerzos, el precio de su transitorio esplendor fue la posterior ruina del reino.

El intento de Salomón de hacer de Israel-Judá una cabal monarquía oriental suponía la formación de un harén aún más grande que el de su padre, pues el poder y la gloria de un rey se medía, en parte, por las dimensiones y el esmero de su harén. La Biblia menciona cuidadosamente a las mil esposas y concubinas del rey. Un signo del lugar que ocupaba Israel-Judá en el mundo era que en el harén hubiese una hija del faraón egipcio.

Sin embargo, quizá la relación con Egipto no era tan importante como parecía (aunque la Biblia la pone de relieve). Si pensamos en los grandes días de Egipto, casarse por entonces con un miembro de la exclusivista familia faraónica habría sido un raro honor, en verdad. Pero Egipto había decaído mucho desde el reinado de Ramsés III, dos siglos y medio antes. Había estado en el trono un largo linaje de monarcas débiles e incapaces y en los tiempos de Salomón el país estaba fragmentado.

ISAAC ASIMOV. LA TIERRA DE CANAÁN. HISTORIA UNIVERSAL ASIMOV. ALIANZA EDITORIAL. MADRID. CUARTA EDICIÓN EN EL LIBRO DE BOLSILLO 1983.

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