EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Una vez más, el expediente del homicidio de quien fuera el comandante del Grupo Antisecuestros, Cipriano Floriano Navarrete, cambió de ubicación. De nueva cuenta está en la Procuraduría General de Justicia del Estado, luego que ésta se quiso deslindar de la investigación al argumentar que era de competencia federal por haberse empleado armas de uso exclusivo del Ejército. La Procuraduría General de la República, se declaró incompetente.
Sin que ninguna y otra autoridad tengan conocimiento de la fecha en que se devolvió el grueso legajo donde se asientan los pobres avances en la indagatoria sobre la posible identidad de los gatilleros y las razones que tuvieron para llevar a cabo el crimen, los documentos se encuentran en dos cajas de cartón, arrumbadas en el área de Homicidios.
Voceros de la PGR manifestaron a El Siglo de Torreón, que ?al declararse la institución federal incompetente para tener vista del expediente por calificarse el homicidio como delito del fuero común, se remitió de nueva cuenta con las autoridades correspondientes para que continuasen con las investigaciones del caso?.
La razón y el escueto comentario vertido, fue confirmado por Gerardo Antonio Pérez Pérez, delegado de la región Laguna I de la PGJE, cuando fue entrevistado por esta casa editora.
?Efectivamente, el expediente sobre el asesinato del comandante Cipriano Floriano Navarrete, está de nueva cuenta con nosotros, específicamente en la mesa cuatro que desde un principio conoció del caso. Entonces se hallaba como titular Fernando Ruiz Castañeda y ahora está Armando Lucero Jaramillo, quien deberá proseguir con las indagatorias?, explicó el funcionario estatal.
Extraoficial
Fuentes anónimas relacionadas con ambas instituciones, consideraron como ?una papa caliente? este homicidio, puesto que en él están involucradas personas ?muy pesadas? dentro del narcotráfico, por lo que adelantaron que nunca se resolverá.
Sobre lo anterior, señalaron que el procurador, Óscar Calderón Sánchez, está plenamente enterado de la situación y por eso hizo hasta lo imposible por pasárselo a la Procuraduría General de la República, a sabiendas que no tenía fundamentos para ello.
La historia
La mañana del nueve de octubre de 2002, al filo de las 10:00 horas, el comandante del grupo antisecuestros, Cipriano Floriano Navarrete, mejor conocido como ?El Pescado?, se disponía a trasladarse a las instalaciones de la corporación a la que pertenecía cuando las balas asesinas lo interceptaron en las afueras de su casa.
Aunque fueron más de 50 los disparos realizados, sólo dos hicieron blanco en la humanidad del jefe policiaco que se distinguiera por su enconada lucha contra el ?narcomenudeo? que estaba causando estragos entre quienes se dedican a esta ilícita actividad.
De 36 años de edad, con una larga y brillante trayectoria dentro de diferentes cuerpos policiacos a los que había pertenecido, ?El Pescado? fue sorprendido por la muerte que se materializó en gatilleros armados con rifles de asalto AK-47, mejor conocidos como ?cuernos de chivo?.
La tranquila mañana del miércoles nueve de octubre de 2002, se vio sobresaltada cuando las ráfagas de armas de grueso calibre ensordecieron a los vecinos de la calle Piscis en el fraccionamiento Satélite, frente al kinder Adela Ayala Vaquera en esos momentos repleto de infantes. Una menor resultó lesionada con una de las esquirlas.
Varios minutos que parecieron interminables, sobre todo para quienes presenciaron el artero crimen, duró la masacre que terminó con la muerte de Cipriano. Algunos testigos mencionaron cuatro gatilleros, otros sólo dos.
La camioneta del comandante terminó como coladera al igual que el parabrisas delantero del lado del conductor. El cuerpo del policía quedó recostado sobre su costado derecho, donde llevaba su metralleta de la que no alcanzó a hacer uso de ella para defenderse.
Cipriano Floriano Navarrete recibió dos heridas mortales. Una en el costado derecho y la otra en la cabeza. El vehículo presentó más de 50 perforaciones de balas calibre 7.62X 39 milímetros de las que usan los ?cuernos de chivo?.
