Tuxtla Gutiérrez, Chis., (Notimex).- El Instituto Nacional de Antropología a Historia (INAH) exhibe en el Museo Regional de esta ciudad unas 50 piezas de arte sacro, denominada "Pasión: El Arte Sacro Chiapaneco de la Época Colonial".
La directora del Centro INAH, Laura Pescador Cantón, dijo que a pesar de que esta ciudad no cuenta con un museo de arte, no obstante de que esta su área metropolitana es de más de 500 mil habitantes, la institución federal ha abierto espacio para las artes.
El Museo Regional de Chiapas cubre en parte esa carencia, pues posee en su colección importantes muestras del desarrollo artístico chiapaneco de las épocas prehispánica, colonial y republicana, enfatizó en entrevista.
Explicó que en esta exposición se muestra parte de la colección de arte sacro chiapaneco de la etapa colonial, en torno a la Pasión de Cristo, base de la religión cristiana y uno de los temas más socorridos en la iconografía de la época.
Pescador Cantón detalló que como pieza central se presenta "El Calvario", tablero procedente de un retablo de Chiapa de Corzo y una de las piezas maestras de la colección del museo.
Predominan las imágenes de Cristo, de María y de algunos apóstoles, pues la veneración y la enseñanza fueron el principio y la finalidad que dieron origen a la creación de retablos.
En los retablos se representan pasajes de la historia sagrada, muchas veces referente a la Virgen o a Cristo y a las vidas de santos para exaltar las virtudes de sus protagonistas, las bondades de la conducta religiosa y piadosa y enseñar a los fieles la moral cristiana.
Mientras que en pintura, se muestran Los lienzos, representaciones también de la fe y de la moral católica, eran objetos devocionales más baratos que los retablos, podían transportarse y eran igualmente efectivos para cumplir su cometido: engalanar la Tierra en busca de enaltecer el Cielo.
La especialista sostuvo que el arte religioso era como un espejo, pues se intentaba reflejar aquello que debía ser o aprender el que se veía en éste.
Añadió que este relieve es un ejemplo espléndido del arte de la evangelización y pudo haber formado parte de los retablos del siglo XVI que adornaban el templo del Convento de Santo Domingo.
Señaló que el arte colonial de Chiapas tiene una profunda familiaridad con Guatemala, y añadió que indudablemente fue la época barroca la de mayor esplendor en el arte de esa nación.
Pues evidentemente, abundó, esta nación de centroamérica trató de conservar una fisonomía propia dentro del barroco, buscando diferenciarse de la Nueva España tanto en la arquitectura como en la escultura, pintura y platería.
"En el caso de la escultura podemos citar como ejemplo de la cercanía entre Chiapas y Guatemala, las numerosas imágenes en diversos tamaños en que se le rendía culto al Señor de Esquipulas, el cual aún provoca numerosas peregrinaciones", dijo la directora del Centro INAH.
La escultura que se colocaba en los retablos, por su parte, eran del tipo realizados sobre madera, a la cual se le ponía lámina de oro que luego se policromaba y esgrafiaba, dando lugar a un rico aspecto en la variedad de las vestiduras.
En cuanto a la mayor parte de la pintura en Chiapas y Guatemala, ésta era de carácter anónimo y muy inspirada, como sucedía en la escultura, por la abundante presencia de grabados que después de ser realizados en plancha de cobre se transferían al papel.