TORREÓN, COAH.- Una vez más la violencia se hizo presente en el Estadio Corona y sus alrededores, con motivo de la visita de los Rayados del Monterrey; el temperamento del director técnico regiomontano, Miguel Herrera, y la agresividad de un sector de la porra La Adicción, fueron ingredientes que ayer provocaron diferentes hechos violentos.
Desde la llegada al inmueble, 35 minutos antes de arrancar las acciones, se respiraba el ambiente de tensión; para este juego, más que nunca, hubo muchos seguidores de Rayados, quienes vinieron desde Monterrey, sin embargo, una gran cantidad de estos aficionados no pudieron entrar al Estadio Corona y fueron los provocadores de varios incidentes violentos que se suscitaron en los alrededores del Estadio Corona, tiempo después de la finalización del partido.
La última vez que Miguel Herrera visitó el Corona (como DT del Atlante), al término del partido subió a la tribuna de Plateas a liarse a golpes con quienes lo insultaron durante las acciones, esa conducta quedó grabada en la mente de los aficionados, quienes al ver al ?Piojo? de inmediato le dirigieron una serie de insultos.
La molestia del director técnico rayado era evidente y al no aguantar incurrió en conductas antideportivas que propiciaron su expulsión; no conforme Herrera, desde el palco del equipo visitante se metió continuamente con los aficionados, a quienes dirigía señales obscenas.
En la tribuna de Plateas, en dirección a la banca de Santos Laguna, un grupo de seguidores del Monterrey apoyaba a su equipo, pero una mujer, en evidente estado de intoxicación, insultaba a los aficionados que disfrutaban del partido en esa zona; la burla y los improperios crecieron cuando Monterrey anotó el gol del empate, y entonces sí, los ánimos caldeados se convirtieron en golpes.
Como administrador del Estadio Corona, Luis Bretado tomó de inmediato cartas en el asunto y retiró a los rijosos de la tribuna, por lo que la situación quedó controlada para el segundo tiempo; fue una intervención muy oportuna del directivo, aunque en las afueras del estadio había muchos partidarios de los Rayados bastante inconformes por no haber conseguido ingresar al inmueble, y fueron estas personas las que protagonizaron los hechos de violencia alrededor del estadio.
Deportivamente, Santos Laguna y Monterrey ofrecían una emocionante batalla sobre el terreno de juego, con un buen duelo en la tribuna, ya que la porra visitante se dedicaba a apoyar a su equipo, y los seguidores del conjunto local no se quedaban atrás. La pasión se sentía en el Corona, pero poco a poco era más evidente que habría problemas cuando Manuel Glower diera el silbatazo final.
?Ya cállate p... ?Pablo Mármol?? gritaba una señora a Miguel Herrera; ?ahora sí, rancheros, ahí vamos?, decía una aficionada regia a los espectadores santistas cuando cayó el gol del empate. Los insultos no cayeron bien y al término de la primera parte, la pasión mal encauzada se convirtió en violencia.
Las acciones en la cancha mantenían atentos a los aficionados, los técnicos de tribuna, como siempre, pedían cambios a Eduardo de la Torre, y nunca un movimiento le funcionó tan bien al ?Yayo? como el de César Adame; a los ?expertos? del futbol se deja el comentario táctico, pero cabe afirmar que si Carlos Cariño y Gerardo Espinoza tuvieran salida al frente, los Guerreros serían un equipo temible.