Con el título de Pekín o Beijing más diez, del 28 de febrero al 11 de marzo se llevará a cabo en Nueva York una reunión mundial organizada por la ONU para debatir temas del orden jurídico, cultural y social sobre la condición de la mujer.
Tal como sucediera hace una década, creo que esta conferencia de Nueva York a fin de cuentas pondrá en la palestra de las discusiones otros tópicos que tienen que ver con temas interrelacionados, no sólo en lo que se refiere a la igualdad ontológica y jurídica plena entre hombre y mujer, que es principalmente el que promueve la reunión, sino temas adicionales como las pretendidas nuevas definiciones en torno al género y esa connotación sociológica o cultural más que fisiológica que le proponen ciertos grupos feministas radicales o la misma definición ampliada y por ende irreal que pretende hacerse de las “familias” integrando bajo esa palabra cualquier forma de asociación humana que se imagine, por el simple de que en ella se den relaciones de intimidad y de solidaridad entre los componentes de dicha agrupación, sin importar factores fundamentales para la institución matrimonial y a partir de ahí para la constitución familiar, como son la indisolubilidad, la ayuda mutua, el derecho y deber respecto de la educación de los hijos a partir de la fecundidad y la apertura a la vida.
A mediados de la década de los noventa principiando en El Cairo con la Conferencia Mundial de Población y al año siguiente en Pekín, la ONU desarrolló dos magnos eventos con representación de los gobiernos de más de cien países y con la participación de miles de ONG abriéndose la arena de las discusiones de temas que han procurado incidir en transformaciones fundamentales a los conceptos del derecho a la vida: aborto, eutanasia, eugenesia, ingeniería genética; condición de la mujer y concepto de género; bioética; familia: matrimonio, adopciones y demografía entre tantos otros.
Pekín o Beijing más diez es precisamente manifestación de que a lo largo de toda esta década ha continuado muy activa la polémica discusión en torno a estos temas trascendentes, muchos de los cuales pretenden ser resueltos hipotéticamente con planteamientos radicalmente contrarios al bien ser de la persona y de la sociedad y por ende lesivos a la naturaleza humana, aun cuando aparentemente existan derivaciones en la tecnología moderna que posibiliten ciertas actividades contranatura.
Pekín más diez, será una secuela de esa línea de discusión que partiendo del tema central demográfico que animó las reuniones de la ONU sobre ese tema en Bucarest 1974, Ciudad de México 1984 y El Cairo 1994, se transformaron en la capital china en una álgida discusión en torno a la condición de la mujer y a partir de ese pretexto, a la búsqueda de la legitimación social de la ampliación del concepto fundamental de familia, en beneficio de las nuevas conceptualizaciones de “género” que también a partir de esos coloquios se han tratado de legitimar.