Llegó a la clínica para su venta a los dos meses de edad, se trataba de una cachorrita de la raza samoyedo, parecía una bola de peluche blanca como la nieve y traviesa como ninguna, no estuvo a la venta ni un solo día entero, mis hijos entonces contaban con 3.5 y seis años de edad, al verle inmediatamente quedaron cautivados, al sacarla de la jaula donde se tenía en exhibición, parecía que sabía su destino salió con tal gusto que hasta parecía sonreír, jamás regresaría a la vitrina del mostrador, salía para vivir con unos niños que la tendrían en condiciones inmejorables, sobre todo una familia que siempre estaría dispuesta a darle cariño y protección.
No se les dificultó a mis hijos darle nombre, ?Blanca Nieves? ellos lo eligieron y hasta la fecha nos sigue agradando, aunque ya tiene más de trece años, sigue activa, le encanta escaparse de la casa, todavía conserva la fuerza para aventar la puerta de la cochera la cual se ha reparado varias veces, mismas que ha descompuesto.
Luisa Sofía es la pequeña de mis hijos, conoció a ?Blanca Nieves? hace ocho años cuando ella nació, es quien más la atiende, la saca a pasear, le da de comer y cuando enferma es quien le administra sus medicamentos, si por ella fuera la llevaría cada año de vacaciones, no pasan ni veinte días cuando ya está haciendo fila en la clínica para su baño, obviamente por cuenta de Sofía.
Precisamente la semana pasada se encontraba ?Blanca Nieves? puntual para su baño, naturalmente la había llevado mi hija, fue entonces cuando la doctora que me asiste en la clínica, al estarla bañando se dio cuenta del tumor de glándula mamaria del tamaño de una naranja, lo cual me daba mal presentimiento por la rapidez en que había crecido el tumor, no había pasado treinta días de su último baño y aún no aparecía.
Al darles a conocer la noticia del tumor a la familia y sobre todo de la cirugía que era lo más importante, la que más lo resintió fue Sofía, quien derramó unas lágrimas y fue entonces cuando vino la pregunta más difícil para nosotros los veterinarios ¿se va a morir? Le dije que no, pero que ?Blanca Nieves? ya no era una mascota joven, luego me pidió permiso para estar presente en la cirugía, naturalmente se lo negué, pues es impresionante para una niña de ocho años de edad cualquier cirugía.
He realizado cientos de intervenciones quirúrgicas y jamás había tenido una hemorragia tan espectacular, al estar suturando el vaso sanguíneo que irrigaba el tumor, accidentalmente lo corté saltó el chorro de sangre como una fuente a más de un metro de distancia no sin antes dejarme los anteojos y la bata teñidos, inmediatamente lo pincé y lo suturé, realmente no fue de peligro, simplemente lo corté antes de tiempo, fue entonces cuando me di cuenta que no me equivoqué al negarle el permiso a mi hija de estar en la cirugía, por lo que se quedó sollozando. Actualmente Alejandra la segunda de mis hijas estudia la carrera de veterinaria, pero creo que Sofía lleva una vocación por la carrera más fuerte que la que yo tenía a su edad.
Independientemente de ese incidente todo salió bien, ?Blanca Nieves? se encuentra muy bien de salud y fuera de peligro, ha recibido ella más visitas que yo, cuando estuve la última vez en un hospital.
La única diferencia que noté en realizar una cirugía con pacientes ajenos y el de mi casa fue, que con los ajenos me salen mejor las cosas.