Lo más hermoso y reconfortante en esta vida es tener un sueño, una ilusión, una esperanza, es el mejor aliciente que nos fijamos como meta para seguir adelante con ese espíritu de optimismo en estos tiempos tan difíciles que nos ha tocado vivir.
¿Quién no se ha fijado un propósito en la vida?, algunos material, otros estéticos, y otros hasta sentimentales, ¿y cómo inicia la idea?, con un bello y mágico sueño.
No cabe duda que los sueños más hermosos son los de la niñez, bendita inocencia donde no existe límite para la imaginación, deberíamos de seguir esos pasos nosotros los adultos que en ocasiones hasta nos avergüenza contar nuestros sueños por temor a que se burlen de nosotros o nos dejen caer desde lo más alto de la nube que pretendemos alcanzar.
En esta época donde los buenos sentimientos afloran, donde todos nos deseamos los mejores parabienes, donde volvemos a encontrar a nuestros seres queridos que teníamos tiempo sin verles, donde nos obsequiamos algún presente como muestra del cariño que sentimos hacia esa persona tan especial, donde los niños están con la cuenta regresiva de los días para esperar los regalos de Santa, del veinticuatro, del Niño Dios o de los Reyes como acostumbran en el sur de nuestro país, es una época mágica que anhelamos todo el año a que llegue. Santa es todo esto, un sueño, una ilusión, una magia, el nacimiento de Jesús; un costal lleno de alegría y de bendiciones, un día de compartir alimentos con los seres a quien más queremos, de compartir abrazos, época de reconciliaciones.
Lamentablemente Santa está con nosotros unos cuantos días, en algunos casos sólo un instante fugaz, deberíamos conservar a ese Santa que llevamos todos dentro todo el año y con todo nuestro prójimo, no solamente con nuestra familia, dar ese saludo al vecino que hace años no le dirigimos la palabra, a esa persona que algún tiempo fue nuestro mejor amigo y ahora por orgullo no lo procuro, a ese hermano que tantos años llevamos sin reunirnos por un malentendido o simplemente por no saber pedir perdón.
Qué hermoso sería que todos los días de todos los años estuviera presente Santa, que existiera esa buena voluntad hacia todas las personas y hacia todos los animales de la faz de la Tierra.
¡Claro que existe Santa! Hasta las mascotas creen en Santa, ese ser que adoran que al verle se desviven y se vuelven todo felicidad haciendo cantidad de piruetas y sonidos, esos animales dobles y agradecidos que con el solo hecho de pronunciar su nombre son tan felices y no paran de menear su rabo como muestra de lealtad y cariño cuando ven a su querido Santa... su amo.
Feliz Navidad y próspero año.
