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Pequeñas especies / UN MILAGRO PARA ?CHATÍN?

M. V. Z. Francisco Núñez González

Cuando escuche el celular era cerca de la media noche, me encontraba en las afueras de la ciudad, se trataba de los dueños de ?Chatín?, un gato persa de siete años de edad, el bebé de la casa, realmente un minino privilegiado en cuanto a sus cuidados, incluso lo habían dejado de vacunar para evitar el estrés de las visitas al veterinario.

Se notaban preocupados al hablarme, el gato posiblemente había ingerido algo de veneno para ratones, no estaban del todo seguros, pero habían encontrado junto a él un ratón muerto y las patas de ?Chatín? se encontraban con residuos de veneno, como había que actuar rápido se les sugirió a otro veterinario para su atención inmediata, ya que no me encontraba cerca de su casa, así que lo llevaron con el colega recomendado.

Pasaron algunos días y volví a recibir noticias de los dueños de ?Chatín?, lo notaban raro, había dejado de comer y estaba triste, les dije que pasaría a ver al gato tan pronto me desocupara de algunos pendientes de la clínica. Afortunadamente, no se encontraban secuelas nerviosas o alguna manifestación de signos de intoxicación causados por el veneno. Sus reflejos pupilares se encontraban normales, así como su coordinación al caminar, al tomarle la temperatura noté que tenía fiebre, incluso algo de secreción nasal, les pregunté que si lo habían escuchado toser, me respondieron negativamente, pero que lo habían visto estornudar. De inmediato se dieron cuenta hacia dónde iba encaminado mi diagnóstico, así que me dijeron que lo habían bañado en la madrugada con el veterinario al que acudieron para disolver el veneno que tenía en su cuerpo. Efectivamente, ?Chatín? tenía un problema respiratorio, el primer día en que fui a revisarle tenía fiebre y secreción nasal, incluso al aplicarle sus medicamentos fue menos el rechazo que mostró hacia la jeringa, pues se encontraba más débil, no comía, ni bebía agua. Al tercer día, ?Chatín? se encontraba cobijado en una de las camas, así que no necesité ayuda alguna al inyectarle, ni siquiera hizo el intento de moverse mucho menos de defenderse, se quiso incorporar y por la debilidad empezó a tambalearse y estuvo a punto de perder el equilibrio y prefirió seguir en la cama cómodamente, sin mostrar descontento alguno, naturalmente pensé lo peor, cuando un animalito de éstos se deja manipular de esa manera, no es muy bueno el pronóstico de salud. Al cuarto día me imaginé lo peor, ?Chatín? necesitaba de un milagro para sobrevivir, así que al tocar la puerta, me pasaron a la sala, afortunadamente se trataba de una familia muy consciente de la situación, algunos días antes me habían dicho que la salud de su gato les preocupaba, pero la salud de su madre, que es de la tercera edad, les tenía con más pendiente, seguido la encontraban sollozando debido a la enfermedad de su bebé y que no me sintiera culpable de lo que fuera a suceder, pero no me dejaba de sentir responsable por la salud de ?Chatín?. Al entrar a la recamara, al escuchar mi voz, el paciente moribundo pegó un brinco descomunal y se escondió debajo de la cama, al ver su energía y sobretodo su seguridad al correr, sentí una gran satisfacción, y pensé que casi había terminado mi labor en esta casa, y efectivamente, así fue, ?Chatín sólo necesitó de algunas vitaminas y uno que otro medicamento para su recuperación.

Hoy, precisamente, recibí una llamada telefónica para decirme que ?Chatín? se encontraba con gran apetito y que no se les olvidaban las recomendaciones que yo había hecho. Tan pronto y se recupere su mascota, inmediatamente la llevará a sus vacunas, pero como se encontraba algo estresado, las dejarán para después.

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