?Spanky? fue el único cachorro que se quedó en la familia después de haber tenido su última camada ?Siboney?, una perrita poodle que dio su mal paso con un padre desconocido.
Los perritos de pequeños no definen sus características genéticas, así que ?Spanky? aparentemente por su pelo ondulado parecía indicar que sería un poodle de casta, pero al paso del tiempo, aquel perrito se transformó en una mascota más grande de lo esperado, y de una raza difícil de adivinar, por su temperamento y carácter se había ganado el cariño de toda la familia, y sobre todo de su dueña una jovencita de catorce años, quien era su adoración y con quien más convivía.
La vida de ?Spanky? fue de lo más placentera, se desenvolvió en un campo militar, así que tenía enormes extensiones de terreno para correr tras los conejos y liebres, olfatear a toda clase de insectos, cazar uno que otro ratón y sobre todo tener un plato de comida y agua fresca en el momento que él deseara.
?Spanky? siempre gozó de una excelente salud, jamás enfermó ni supo de vacunas, incluso no conoció a veterinario alguno.
Una de las razones de su buena salud, fue que jamás tenía contacto con perros extraños ni de la calle, ya que como se trataba de un campo militar, aquellos animales que pasaban el límite de la franja, resultaban ser presa de práctica de tiro al blanco, como ?Spanky? era mascota de un militar de alto rango gozaba de inmunidad y contaba con la venia de visitar cuanto lugar se le antojara en las instalaciones caseras, realmente lo respetaban, lo único que le faltaba a ?Spanky? era que recibiera el saludo militar de los soldados.
En una ocasión el perro no se vio en unos días de vez en cuando así se las gastaba el buen ?Spanky? lo más probable es que ande de enamorado, fue lo que se imaginó su pequeña dueña, quien fue la que se percató de su ausencia inmediatamente, no sin sentir preocupación alguna por su querida mascota.
Pasaron los días y efectivamente ?Spanky? apareció algo delgado y sobre todo le urgía un buen baño, y fue recibido como nosotros los padres que tenemos hijos adolescentes que llegan hasta la madrugada, primero damos gracias a Dios dándonos un gusto enorme de que estén bien y en casa, e inmediatamente después el regaño por no avisar y por habernos tenido con esa angustia, de la misma manera fue recibido el perro trasnochador.
Después de haber casi devorado sus alimentos, se le dio un buen baño y al estar tallando su lomo se percataron de un pequeño cuerpo extraño debajo de la piel de ?Spanky?, pensaron en algún tumor o absceso, pero lo descartaron por la consistencia tan exageradamente dura, incluso llegaron a pensar de lo que se trataba, pero nadie se atrevía a decirlo hasta que le llamaron a su padre para que diera su opinión, y efectivamente la respuesta del militar era indiscutible, se trataba de una bala que se había alojado entre piel y músculo a un lado de sus vértebras dorsales.
Ni aún así ?Spanky? conoció al veterinario, jamás tuvo molestia alguna, la herida no apareció o rastro de sangre alguno, incluso nunca tuvo pérdida de apetito que era lo más sagrado para él.
?Spanky? vivió muchos años y jamás tuvo recaída alguna, no cabe duda que se trataba de un auténtico ?perro militar blindado?.