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Perro devora la cabeza y piernas de su amo

JORGE RODRÍGUEZ ESTRADA

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Aislado del mundo un septuagenario murió en medio de su soledad, acompañado sólo por una fiel mascota que al verse con hambre, devoró la cabeza y una de las piernas de su amo, quien fue encontrado luego de casi un mes de haber fallecido de un infarto, a consecuencia de las complicaciones de la diabetes.

Alcibíades Zúñiga Valdez, agente del Ministerio Público por Ministerio de Ley, acudió hasta el domicilio de quien respondía al nombre de Alberto Vargas Aguilera, de 75 años de edad, sito en avenida Tercera No. 187 de la colonia Antigua Aceitera.

El cadáver del infortunado septuagenario, estaba en completo estado de descomposición, presumiéndose que el deceso ocurrió aproximadamente 30 días antes. Le faltaba la cabeza, misma que se observó a dos metros del cuerpo. Fue devorada por un perro que se encontraba en la habitación, al igual que la pierna derecha.

Tomás Vargas Aguilera, de 65 años, hermano del occiso, manifestó al Ministerio Público que no lo frecuentaba mucho, debió a que era ?muy feo de modos?, lo que provocó que la mujer con la que estaba casado lo abandonara hace bastantes años.

Triste por el acontecimiento, Tomás declaró a la representación social que la última vez que lo vio con vida fue el pasado cuatro de enero del presente año, ya que prefería no visitarlo, pues aunque estuviera adentro no le abría la puerta.

La mañana del miércoles, un vecino de Alberto, que se llama Isidro ?N?, fue hasta su casa para decirle que hacía varios días que no veía a su hermano, por lo que le dijo que lo fuera a ver y así lo hizo, pero tocó y tocó la puerta y nunca le abrió. Cansado mejor se retiro a su domicilio.

Ayer, a eso de las nueve horas, el mismo Isidro le hizo una nueva visita sólo para decirle que afuera de la casa de Alberto Estaba la policía, pues de adentro emanaban fétidos olores, por lo que acudió de inmediato y los uniformados le pidieron autorización para abrir la puerta.

Lo que ocurrió después resultó estremecedor. La humilde habitación estaba invadida por el olor característico de un cuerpo en descomposición y éste se hallaba sin cabeza ni la pierna derecha. En un rincón se encontraba un pequeño perro que se estuvo alimentando del cadáver de su amo, desde que éste falleciera a consecuencia de un infarto.

Alberto, quien padecía de diabetes desde hace muchos años y además sufría de pie diabético, murió solo, de un infarto, según lo confirmó el médico legista.

Se hunde en la depresión

Hundido en la depresión y el vicio porque fue abandonado por su esposa, Sergio Belmonte Martín del Campo, estuvo inhalando solvente por varios días, hasta que por el exceso dejó de existir. El cadáver fue encontrado por un familiar en el interior de su domicilio, llevaba más de diez horas muerto.

De 32 años de edad, vecino de bulevar Revolución No. 4431 oriente en la colonia Felipe Ángeles de Torreón, Sergio, de oficio mecánico, prefirió refugiarse en el vicio para olvidar su próximo divorcio.

Su hermano, Tomás Belmonte Martín del Campo, de 42 años, con casa en bulevar México No. 174 de Ampliación Zaragoza, lo reprendió por su actitud y lo dejó acostado en su cama el pasado martes a eso de las 19 horas.

Cuando acudió a saber cómo estaba el miércoles por la tarde, se alarmó cuando no le abrió la puerta, por lo que se dirigió a su casa donde tenía una copia de las llaves con las que regresó y al entrar y subir a la planta alta, observó que su familiar estaba sin vida.

Según las autoridades tenía al menos diez horas de haber fallecido, por lo que se hizo un reconocimiento cadavérico al no mostrar huellas de violencia.

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