Muchas de las féminas bajo proceso judicial no cuentan con un abogado defensor.
EL SIGLO DE TORREÓN
SALTILLO, COAH.- En las vísperas de la celebración del Día Internacional de la Mujer, el Centro Diocesano para los Derechos Humanos consideró que en Coahuila existen síntomas claros de maltrato y marginación social para las mujeres en condiciones vulnerables.
La abogada Ana Villareal, integrante del organismo vinculado con la diócesis de Saltillo, citó el ejemplo de las mujeres que son sometidas a un juicio penal y a quien la sociedad se atreve a condenar antes de que exista siquiera la sentencia del caso correspondiente.
“Cuando se inicia el proceso legal, las mujeres son sometidas a un desgaste, las humillan, y a pesar de que aún no son enjuiciadas y condenadas se les trata mal y ya estando en el proceso y una vez sentenciadas son rechazadas por la sociedad y son tratadas como ciudadanas de segunda clase”, señaló en conferencia de prensa. muchas de las mujeres bajo proceso judicial no cuentan con un abogado defensor
Denunció que y los procesos tienden a ser lentos y burocráticos. Aseguró que las mismas autoridades en ocasiones se aprovechan de la ignorancia y hasta de la humildad y escasez de recursos de las mujeres en situación vulnerable.
El la reunión con reporteros, que se desarrolló como parte de los eventos conmemorativos al Día Internacional de la Mujer, que se celebrará el próximo ocho de marzo, el Centro presentó los testimonios de algunas mujeres originarias de países centroamericanos que llegaron a Coahuila en su intento por cruzar a Estados Unidos y que en este lapso han sido víctimas de la marginación social y de la humillación de las autoridades.
“Yo fui acusada injustamente de un robo, estuve ocho meses en prisión, ya no soy la misma persona, todo ha cambiado para mí” dijo Antonia Castro, visiblemente conmovida y decepcionada de la justicia en México.
Otro caso es el de Claudia Hernández, hondureña cuyo rostro no representa más de 20 años de edad y quien tuvo que huir de su país al no encontrar oportunidades de desarrollo y manutención de su familia.
“Cuando huimos de los operativos de migración, nos bajamos del tren y huimos, llegamos a partes peligrosas, caemos en manos de los ladrones, a los hombres los matan y a nosotros las mujeres nos violan, migración nos golpea y nos maltrata también” señaló.
Al respecto, el párroco Pedro Pantoja Arreola, coordinador de la Posada Belén, donde la diócesis ofrece asilo a decenas de migrantes todos los días, consideró injusto que la misma historia haya convertido a las mujeres en victimas”.
