Agencias
MÉXICO, DF.- Aunque se ha reducido el número de denuncias, se sigue practicando la tortura en México y ésta se ha sofisticado, lo que hace más difícil detectarla, advirtió ayer el ombudsman José Luis Soberanes.
El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) presentó la Recomendación General número diez del organismo, en la que se demanda a las autoridades encargadas de la procuración justicia investigar a todos los funcionarios involucrados en denuncias de tortura.
Reportó que de junio de 1990 a julio de 2004 la CNDH recibió un total de dos mil 166 quejas por actos que fueron calificados como tortura. La entidad con más quejas, apuntó, es Tamaulipas, con 488.
“Entre los métodos de tortura denunciados ante la CNDH destacan los traumatismos por golpes con manos, pies u objetos contundentes, golpes con tablas en glúteos y oídos, asfixia o ahogamiento con aplicación de agua simple o gaseosa en nariz, boca y orejas, e inmersiones en ríos, pozos, piletas o cubetas, así como colocación de bolsas de plástico en la cabeza”, detalló Soberanes.
También se han denunciado, agregó, descargas eléctricas, quemaduras con cigarrillos y violencia sexual.
Indicó que en la mayoría de los casos los presuntos actos de tortura ocurrieron durante la detención y mientras la persona se encontraba bajo la custodia de alguna autoridad.
Soberanes destacó sin embargo que -salvo los casos de Nahum Acosta y el de los activistas detenidos en Guadalajara en mayo del 2004- existen pocos elementos para señalar que la tortura se mantiene como instrumento de intimidación política, como sucedía hace algunas décadas.
