LONDRES, INGLATERRA.- Los goles del francés Thierry Henry suelen ser espectaculares, pero también pueden llegar después de simples toques.
Vienen de su pie derecho o del izquierdo y a menudo dan la victoria al Arsenal de Inglaterra, pero el rey Henry es mucho más que esto.
El jugador ha sido un luchador contra el racismo y es capaz de transmitir mucha tranquilidad.
Como dijo hace poco la revista The Observer cuando nombró a Henry uno de los héroes del 2004: "es impresionante. Era un chico de los suburbios de París y ahora habla un inglés muy fluido, algo que muchas de las estrellas del futbol nacidas en Inglaterra no logran.
"En una época de xenofobia y racismo, un francés ha decidido explicar lo que significa ser inglés", añadió.
Henry es uno de esos jugadores que emocionan a todos los aficionados, del Arsenal o neutrales. El francés sorprende con sus grandes definiciones, una marca registrada de su juego.
Además sufrió el agravio racista del director técnico de la selección española Luis Aragonés en noviembre, pero salió de la situación con una gran dignidad.
En mayo fue nombrado como el mejor jugador del año por dos temporadas consecutivas en Inglaterra, algo que ningún futbolista lograba desde hace más de 50 años.
Henry fue el máximo goleador en la Liga Premier la temporada pasada con 30 goles cuando el Arsenal ganó el título sin perder ni un sólo partido, algo que no ocurría desde hace 115 años.
Este año suma 16 conquistas y lidera la tabla de artilleros de la liga inglesa.
Siempre al ataque
Si tiene algún defecto como jugador es su tendencia a desaparecer en los grandes encuentros, cuando el desarrollo se torna complicado.
Pero la mayoría de las veces lidera el ataque del Arsenal o trabaja incansablemente para la selección francesa.
Aunque hace pocos días no pudo vencer al estelar brasileño Ronaldinho en la lucha por ganar el premio del Jugador del Año de la FIFA, terminar en segundo lugar es una gran recompensa para cerrar el delantero de 27 años.
En 2003, Henry fue segundo de su compatriota Zinedine Zidane en la votación para el premio de la FIFA, y escoltó al checo Pavel Nedved como el mejor futbolista europeo del año.
En la actualidad, Henry es uno de los mejores delanteros del mundo. Su transformación desde la etapa en la Juventus de Italia a la actual en Arsenal ha sido mucho más que un cuento de hadas.
La decisión del entrenador del Arsenal, el francés Arsene Wenger, de terminar con la infelicidad de Henry en Turín y convertirlo en un gran atacante central, llevó éxito tanto al jugador como al club.
Henry tiene el ritmo, pero Wenger sacó a relucir su habilidad con el balón y lo alentó a correr a los defensores y buscar siempre el arco rival, algo que se convirtió en una combinación explosiva.
Pero lo que realmente separa a Henry de atacantes de la talla del holandés Ruud Van Nistelrooy o el italiano Christian Vieri es que las jugadas que produce en ofensiva para sus compañeros son casi tantas como los goles que anota.
La mayor virtud
Lo más valioso que tiene Henry es que no piensa nada más que en él, y juega en favor del esquema de ataque de su equipo.
Nacido en los suburbios de París y descubierto por el radar de la prestigiosa academia nacional de futbol de Francia cuando tenía 13 años, firmó contrato como profesional para el Mónaco de su país dirigido por Wenger tres años más tarde, y debutó dos semanas después de su cumpleaños número 17.
Su aparición en la escena internacional se dio cuando el Mónaco llegó a las semifinales de la Liga de Campeones del futbol europeo en la temporada 1997-98, algo que se vio reforzado cuando fue el goleador de la selección de Francia campeona del mundo como local en 1998.
Su recompensa fue el paso a la Juve en enero de 1999, pero su carrera en la Serie A nunca despegó.
Meses después, Henry volvió a estar a las órdenes de Wenger, esta vez en Inglaterra, y el francés nunca miró para atrás a partir de ese momento.
Ganador de la Eurocopa 2000 con Francia, y campeón de la liga y la Copa de la FA de Inglaterra con Arsenal en 2002, el único punto negativo fue la inesperada eliminación de la selección francesa en la primera ronda de la Copa del Mundo de 2002.
La vergüenza fue aún mayor, ya que fue expulsado a los 25 minutos del partido con Uruguay, el segundo de la ronda inicial.
A partir de allí, Henry mostró un control mucho mayor de su temperamento, y Arsenal se convirtió en el gran beneficiado.
Pese a que ?Tití? sigue mostrando su devoción absoluta por Francia, disfruta de Londres, una ciudad cosmopolita que reconoce a uno de los mejores futbolistas del mundo y lo deja vivir tranquilo.
