EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- José Santos Hernández López, de 25 años de edad, salió el 16 de diciembre de El Salvador dejando allá a su mujer, una hija de poco más de un año y sus padres. Como millones de personas, quería llegar a Estados Unidos a ganar dólares pero en el camino lo asaltaron, padeció hambre, frío y al llegar a esta población no aguantó más, pidió a unos patrulleros que lo ayudaran a regresar a su país.
El joven, originario de un pueblo rural llamado Ilovasco Cabaña, a unos 150 kilómetros de San Salvador, cuenta que se dedicaba a trabajar la tierra en la siembra de maíz y frijol con una paga equivalente a tres dólares diarios, de tal forma que cuando se unió a Cruz María, la que ahora es su mujer, la situación económica se le complicó.
José Santos, hijo menor de la familia, se llevó a su mujer a casa de sus padres, ya que sus hermanos mayores viven aparte, pero ni así completaba el gasto y escuchaba de muchos salvadoreños que partían a Estados Unidos y aunque algunos regresaban sin completar su hazaña, otros sí llegaban.
Con la ilusión de mejorar su situación económica, el joven planeó partir a Estados Unidos y como pudo reunió dinero, unos 100 dólares y 600 pesos mexicanos. El 16 de diciembre se despidió de su mujer, su hija y sus padres, ya grandes de edad.
En Chiapas se unió a un grupo de centroamericanos que tenían el mismo objetivo, pero en el camino se separaron y quedó solo en su aventura. Ahí comenzaron los problemas, ya que sintió la soledad, el miedo, la angustia, el hambre y el frío.
Aunque no recuerda el lugar exacto, cuando intentaba tomar un tren de carga con destino al norte del país, fue asaltado por un individuo armado con una escopeta que le quitó los 40 dólares y 400 pesos que le quedaban. Se quedó sin dinero y se sintió más desamparado aún.
Solo se daba ánimos, aunque ya comenzaba a flaquear en su intento, pues conforme más se alejaba de los suyos, más quería regresar a casa a pasar la Navidad y recibir el Año Nuevo.
Sin bañarse desde que salió y batallando para hacer incluso sus necesidades fisiológicas, pues no es fácil encontrar un lugar donde se lo permitan, llegó a esta ciudad el lunes por la mañana a bordo de un tren de carga y anduvo deambulando hasta que por la tarde encontró unos patrulleros y los interceptó. Ya no pudo más.
Con su característico acento, José Santos les dijo a los uniformados que es salvadoreño y les pidió ayuda para que lo llevaran a donde pudieran repatriarlo, pero como ya era tarde y las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) estaban cerradas, pasó la noche en los Módulos de Detención de la Secretaría de Protección y Vialidad, donde se sintió protegido y por la mañana desayunó.
Ayer mismo José Santos fue entregado en las oficinas del INM, donde permanecerá quizás hasta el año entrante para poder ser repatriado, ya que son varios trámites legales que deben realizarse antes de ser enviado primero a México y de ahí a su país.
En números
En diciembre de 2003 se detuvo a un indocumentado en la Región Lagunera, pero el número se incrementó a 32 en diciembre del año pasado, precisa el delegado regional del INM, Miguel Ángel Hernández Guerrero.
En lo que va de noviembre y diciembre de 2005, destaca, van ya 161 ilegales capturados en su paso a Estados Unidos, lo que refleja el crecimiento registrado en sólo dos años.
Ante tal situación, el delegado del INM adelanta que se trabaja en forma coordinada con las autoridades municipales de Lerdo y Gómez para contar con instalaciones más adecuadas que permitan una estadía digna a los indocumentados centroamericanos que son repatriados.