Plantea embajadora de Nicaragua evitar cualquier intento por quebrantar el orden democrático en el país
SUN-AEE
WASHINGTON, EU.- El Gobierno de Nicaragua apeló ayer a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que continúe su respaldo al presidente Enrique Bolaños, y con ello se impida cualquier intento por quebrantar el orden democrático en ese país.
La embajadora nicaragüense ante la OEA, Carmen Marina Gutiérrez, acusó además a ?políticos sin escrúpulos? del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como los responsables del clima de violencia y zozobra que vive su país.
Sin identificarlos, la diplomática dijo que estos dirigentes han venido operando bajo la noción de que los problemas ?se resuelven utilizando la violencia, el insulto y la alteración del orden público y dañando la economía?.
En una intervención ante el Consejo Permanente de la OEA, Gutiérrez hizo una exposición de la situación que se ha venido dando en su país en los últimos meses y que pareció desbordarse con los violentos sucesos de este martes en Managua, la capital.
Como resultado de los disturbios, Bolaños anunció la noche del martes que alertó al Ejército a ?mantenerse atento? para ?actuar? en apoyo de la Policía, cuando las protestas rebasen la capacidad de respuesta del cuerpo de orden público.
El dirigente nicaragüense de los universitarios, Yasser Martínez, lanzó a su vez un ultimátum de 48 horas al Gobierno para buscar soluciones a la crisis y advirtió que arreciarían las acciones.
Martínez pidió la libertad de 90 estudiantes y ciudadanos detenidos desde el lunes pasado y que serían remitidos ayer a los tribunales de justicia en la capital nicaragüense, acusados por supuestos delitos de terrorismo y alteración al orden público.
Mientras, el transporte público en Managua continúa paralizado por tercer día, por temor a los ataques que han sufrido por parte de estudiantes y manifestantes que han incendiado cinco unidades desde el inicio de las protestas, hace dos semanas.
HUELGAS Y DISTURBIOS
Mientras tanto, la pequeña nación centroamericana de Belice, país de selvas y arrecifes de coral, enfrenta una serie de huelgas, disturbios y saqueos que ponen a prueba al Gobierno, en la peor crisis política desde su independencia de Gran Bretaña, en 1981.
Mejor conocido por las paradisiacas playas en sus cayos, los deportes acuáticos y las ruinas mayas en la densa selva, Belice se encuentra sumido en una situación inestable por una huelga en la compañía telefónica y los maestros y llamados de la oposición para que el Gobierno renuncie.
Tropas del Ejército patrullan las calles después que jóvenes saquearon negocios la semana pasada en la ciudad de Belice, la más grande en este país, donde sólo viven 270 mil personas.
?El Gobierno debe llamar a nuevas elecciones ahora porque ha perdido su mandato, perdió la confianza de la gente?, dijo Douglas Singh, presidente del opositor Partido Unión Democrática.
