Durango

Piden a empresarios rehabilitar a obreros

El SNTSS de la Sección XVI es el único en tomar cartas en el asunto con sus trabajadores: CIJ.

Falta una nueva cultura por parte de los empresarios para implementar programas enfocados a los tratamientos de las adicciones dentro de su plantilla laboral, de modo que no opten por despedir a aquéllos que padezcan la enfermedad, sino que les brinden alternativas de rehabilitación, opina Roberto Escárcega Montañez, titular de los CIJ.

Con el antecedente de que los Centros de Integración Juvenil (CIJ) intervienen en problemas de adicciones que afectan a diferentes sectores tales como una empresa minera ubicada en San Dimas, a los propios trabajadores del IMSS e incluso a algunos taxistas que piden sus servicios, el informante recomienda que se apliquen los exámenes antidoping en los establecimientos, pero que en lugar de una sanción se les brinde ayuda a los afectados.

Escárcega Montañez explica que buscan reforzar lazos con diferentes empresarios, de modo que puedan formar un frente común ante los índices de tabaquismo y alcoholismo que priva en los obreros, sustancias que, como se ha dicho en ocasiones anteriores, son la antesala del consumo de las sustancias ilícitas.

?Centros de Integración pueden ser una alternativa para implementar clínicas de tabaco y alcoholismo en los lugares de trabajo. No hay una legislación adecuada, les encuentran una adicción y los despiden. Pero mejor es que les den la facilidad de recuperación. Podemos dar ese tipo de cambio?, añade.

En las minas citadas con anterioridad, han implementado un programa de antidoping entre los trabajadores que solicitan empleo y que hasta la fecha un 70 por ciento ha mostrado consumo de alcohol y tabaco, un 30 por ciento de marihuana y un 10 por ciento también registra adicción a la cocaína.

Además, se han dado a la tarea de realizar la misma prueba al personal de base con el previo consentimiento del sindicato de la empresa y, por supuesto, de los directivos. ?A los que encontramos con el problema de adicciones se les manda a Centros de Integración Juvenil en Tayoltita, a que reciban el tratamiento psicológico de rehabilitación y junto con el hospital de la Secretaría de Salud se les da el tratamiento para el síndrome de abstinencia?, narra.

?Se les pone como condición que asistan a sus terapias y si faltan se les manda una carta de reconocimiento o de reconversión, diciéndoles que necesitan acudir a sus citas o en caso contrario tendrán una llamada de atención por parte de la empresa?, complementa.

Si el caso lo amerita, los enfermos son remitidos a CIJ de la capital del estado para buscar un lugar de internamiento.

Resalta que las zonas de alto riesgo para el consumo de drogas son las que colindan con el estado de Sinaloa, por lo que San Dimas se encuentra en esta situación.

Destaca el hecho de que el Sindicato de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS) Sección XVI se ha preocupado por atender esta problemática. ?Hemos recibido dos o tres pacientes de ellos para que se rehabiliten. Es el único sindicato que está tomando cartas en el asunto con sus trabajadores motivándolos e informándolos para que logren detener el problema de las adicciones además ya instalaron un módulo de atención para poder atenderlos, lo cual es muy interesante?, subraya.

Escárcega Montañez dice que buscarán un acercamiento con la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y abatir el problema por la cual atraviesan los choferes del servicio público. ?Sabemos de antemano que podemos intervenir allí para reducir el problema de las adicciones en los pacientes del ramo, creo que hay algún problema por ahí?, indica.

El servidor público manifiesta que una quinta parte de los accidentes que suceden en los centros laborales tienen relación con una ingesta excesiva del alcohol.

TESTIMONIO

Oriundo de un estado del centro del país, cuenta que inició su ?carrera? en las adicciones cuando tenía 12 años de edad. Su primer contacto fue el resistol cinco mil, pero no fue mucho de su agrado, así que empezó a fumar y a consumir cerveza.

Fue sólo cuestión de tiempo para que ingiriera marihuana y, posteriormente, cocaína. Sin hacer caso del consejo de sus familiares decidió seguir por ese camino, ya que, según platica, nadie lo obligó, él decidió ser adicto.

Tardó siete años en darse cuenta que tenía un serio problema y el factor que lo orilló a buscar ayuda fue la agresión de un amigo, quien, drogado, lo desconoció y lo golpeó con un arma. Así se percató del futuro que le esperaba.

Ahora se atiende en los Centros de Integración Juvenil en Durango. Viajó a la entidad con el deseo de dejar atrás su pasado y encontrar una nueva esperanza de vida. Han sido tres meses en los que ha recibido su tratamiento correspondiente con la motivación de ser una persona distinta.

A sus 19 años de existencia, lucha por encontrar un futuro mejor, lejos de las drogas que tanto daño le hicieron a él y a su familia, aunque no es sencillo vencer la adicción que lo dominó la mayor parte de su adolescencia.

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