EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Su afición por la bebida lo llevó a la tumba. Muy tarde, Julio Antonio Sánchez Orozco, acudió a solicitar atención médica al verse presa de fuertes e intensos dolores por su dipsomanía, murió cuando dormía en un anexo de Alcohólicos Anónimos.
De 33 años de edad pero que en realidad aparentaba 50, Julio Antonio, quien tenía su domicilio en calle Honduras No. 1396 del fraccionamiento Latinoamericano, ingresó a las 19 horas del pasado martes al puesto de socorros de la Cruz Roja.
En la benemérita institución, los médicos de guardia la apreciaron un alto grado de desnutrición debido a su alcoholismo, por lo que una vez que le suministraron un suero para lograr estabilizarlo, pues sufría de fuertes dolores, a la una de la madrugada del miércoles, se decidió enviarlo al grupo ?Revolución? de AA, ubicado en calle Juan Antonio de la Fuente No. 516 sur.
En ese lugar, fue recibido por el encargado del anexo, Ubaldo Cruz Ochoa, quien le proporcionó algo de alimentos y luego un lugar donde dormir, que fue una estructura de sillón, donde Julio Antonio se acomodó para pasar la noche, sin saber que sería la última.
Al amanecer, cuando hacía un recorrido en las habitaciones del anexo, Ubaldo se llevó una desagradable sorpresa cuando vio que el recién llegado había fallecido durante la madrugada. Su rostro denotaba el terrible sufrimiento que padeció en sus últimas horas, por los prolongados ayunos que tuvo así como el excesivo consumo de licor.
María del Socorro Ramírez García, secretaria abogada del Ministerio Público de Delitos contra la Vida y la Salud Personal, mesa cuatro, se constituyó en el lugar poco después de las siete horas de ayer, para dar fe del cadáver y ordenar su traslado al anfiteatro donde se le practicaría un reconocimiento cadavérico o bien, la necropsia.
Ayer mismo fue identificado por sus familiares que luego hicieron la solicitud para que se les entregara el cuerpo de Julio Antonio, a fin de darle sepultura.