EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Pillaje/Nuestro concepto

En condiciones límite, las situaciones extraordinarias –sobre todo cuando se prolongan- terminan por exponer en toda su magnitud y crudeza, los atavismos de la naturaleza humana. Katrina dejó una estela de muerte y destrucción en Nueva Orleans, cuya población exploró eventualmente, hasta donde puede llegar un individualismo a ultranza y el deseo de sobrevivir sobre todo y sobre todos. Las escenas de rapiña, de saqueos y de violencia en los albergues ofrecieron la gota de dramatismo que colmaron el vaso.

Luego Stan hizo lo propio en Chiapas, en donde la desesperación de los sobrevivientes por conseguir lo que fuera en un contexto de devastación total, dio pie a la rapiña y a saqueos aislados. Ahora es Wilma que literalmente destruyó Quintana Roo. Y en medio de la destrucción, de las familias implorando por un poco de ayuda, aparecen los grupos que irrumpen en farmacias, centros comerciales y hoteles, para llevarse literalmente lo que puedan cargar.

En Cancún, pese a la fuerte presencia del Ejército y de agentes de la Federal Preventiva, lugareños e incluso turistas violan los accesos de los negocios que quedaron en pie para llevarse los alimentos perecederos. La escasez de agua potable y alimentos es la peor consejera, pero hay quien abusa: con la ayuda de barretas levantan las cortinas y las puertas de los comercios; los saqueadores se llevan desde vinos, refrigeradores, televisores y lavadoras. Es la rapiña.

Los últimos reportes oficiales dan cuenta de que en el otrora paradisíaco destino turístico (que por cierto, perdió el 90 por ciento de sus playas) los saqueos y el pillaje se han agudizado, pese a que se decretó toque de queda a partir de las 19:00 horas y la advertencia de que será detenida toda persona que sea sorprendida transitando por las calles.

Por desesperación u oportunismo, por las razones que sean, los habitantes y turistas rezagados en Cancún, exploran cada hora hasta dónde están dispuestos a llegar. Los desastres siempre terminan por exponer lo mejor y lo peor de los seres humanos, por lo que el Gobierno, en todas sus esferas, debe apresurar el restablecimiento del orden y agilizar la llegada y distribución de la ayuda, ya que nadie merece, después del golpe de la naturaleza, envilecer lo poco que les queda.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 177149

elsiglo.mx