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Plaza pública/Conflicto Nayarita

Miguel Ángel Granados Chapa

El senador Miguel Ángel Navarro puso en un brete al PRI y al PRD. Renunció al primero, luego de no ganar la candidatura al Gobierno de Nayarit y busca que lo postule el segundo. Pero el PRD tiene ya candidato, Francisco Xavier Castellón y tendría que desinvitarlo para acoger al legislador que militó en el Tricolor casi tres décadas completas. Por añadidura, su posición realimentó la pugna entre el senador Enrique Jackson y el líder nacional priista Roberto Madrazo.

Navarro quedó segundo en la elección de candidato al Gobierno que el PRI perdió hace seis años, efectuada el 27 de febrero. Desde la noche de ese domingo, el médico politécnico denunció irregularidades en el proceso interno que no fueron atendidas en el ámbito local ni en el nacional, por lo que se dio como ganador de la candidatura al alcalde de Tepic, Ney Manuel González Sánchez. Hijo de Emilio M. González, dirigente obrero, hombre fuerte de esa entidad durante largo tiempo, el triunfador en la contienda interna pretende seguir los pasos de su padre, que gobernó a Nayarit de 1981 a 1987 (y posteriormente fue líder del Senado). Ha hecho una carrera omniabarcante: en los negocios privados representó al grupo Maseca en esa entidad, ha ejercido su profesión de abogado y es notario, ha sido diputado local dos veces, fue elegido diputado federal en 2000, y no acabó su periodo porque prefirió la alcaldía capitalina, de la que también se apartó con licencia para la contienda de hace quince días.

Además de González Sánchez y Navarro se presentaron al proceso priísta Gerardo Montenegro (hijo también de un padre conocido, Liberato Montenegro, líder en su tiempo de la Confederación de Jóvenes Mexicanos y dirigente local del magisterio) y Lucas Vallarta. Este último fue candidato de su partido y perdió la elección contra el ex priista Antonio Echevarría a quien postuló una alianza de toda la oposición. Los priistas no perdonaron a Vallarta esa derrota y le asestaron otra más contundente aún, pues ahora quedó en cuarto lugar, con apenas unos cuantos votos.

Navarro y Montenegro protestaron por la elección de González, que consideraron amañada, pero sólo el primero perseveró en la inconformidad. Dio a conocer su descontento a sus compañeros en el Senado, que solidarios pidieron a Madrazo una revisión estricta del asunto, no obstante lo cual fue mantenido el resultado oficial, no sin intercambio de asperezas entre el líder nacional del PRI, por un lado y Jackson y otros miembros del Senado por otra parte.

Navarro renunció entonces al PRI y se aproximó a la fracción perredista en esa Cámara, cuyo líder Jesús Ortega se apresuró a acogerlo y dar por un hecho que sería candidato de su partido, como otros ex priistas salidos de allí a última hora lo han hecho. Ortega pareció olvidar que el perredismo nayarita, en alianza con el PT, había invitado al ex rector de la Universidad local, Castellón Fonseca, a aceptar la candidatura, como ciudadano y aspirante externo. Quizá nueva izquierda, la corriente encabezada por Ortega había perdido interés en Nayarit luego de que J. Guadalupe Acosta Naranjo, que aspiraba a la postulación, pasó a ser candidato a la secretaría general del PRD (cargo que parece tener escriturado), junto a Leonel Cota en planilla que ganará la elección del próximo domingo.

Pero ocurre que, con razón, el ex rector no aceptó ser simplemente echado de una posición que no buscó sino que le fue ofrecida. Ha admitido sí, que los partidos que lo apoyan, valoren la circunstancia abierta por el interés del senador Navarro de ser candidato de esos partidos (del PRD al menos) y anunció que acatará la decisión que adopten. Ayer debía haber rendido protesta, pero el acto respectivo se aplazó hasta la toma de una decisión que permita el registro de la candidatura que resulte, a partir de mañana y hasta el 30 de marzo.

La postulación de ex priistas que dejan de serlo únicamente por que el PRI no los hizo candidatos no ha sido rentable para el PRD. En San Luis Potosí y en Hidalgo, por ejemplo, Elías Dip Rame y José Guadarrama estuvieron lejos de justificar con votos el grosero pragmatismo con que ese partido perdió prestigio y la contienda. Y si bien Leonel Cota y Ricardo Monreal gobernaron de modo que el perredismo se implantó en Baja California Sur y Zacatecas, su fruto quedó disminuido por el patrimonialismo de Alfonso Sánchez Anaya en Tlaxcala.

No parece que tras Navarro se produzca una importante migración de priistas que lo apoyen. Cuando Echevarría hizo lo propio en 1999 no provocó un éxodo que resquebrajara al PRI. Su triunfo fue posible por la conjunción de fuerzas políticas, cuya reedición está cancelada hoy. La hizo imposible la pareja que gobierna en esa entidad, pues por un lado él se afilió al PAN pese a su compromiso de permanecer al margen de los partidos y ella, la otra María famosa por sus súbitas pretensiones políticas, quiso formar una candidatura de coalición que, a la postre, se tradujo en rechazo del propio PAN, que evitó con una actitud decidida alentar las aspiraciones de la primera dama federal.

El PAN podría presentar la candidatura de Manuel Pérez Cárdenas. Él también militó en el PRI, pero no se fue de allí en pos de la candidatura al Gobierno estatal. Lo hizo hace más de dos años, a tiempo para que se le incorporara a la lista de candidatos plurinominales y por ello es diputado federal desde 2003. Es un economista muy versado en diversos temas por su experiencia en el Gobierno Federal.

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