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Plaza pública/Ex votos petroleros

Miguel Ángel Granados Chapa

La reelección de Carlos Romero Deschamps en la secretaría general del sindicato petrolero estuvo marcada por un aire de santidad. No me refiero a la presencia y las palabras del secretario de Gobernación Carlos Abascal, en el acto de protesta del ex diputado sino a las expresiones de gratitud hacia su líder dadas a conocer al público por los dirigentes seccionales. Sus textos ameritan que se les pinte en placas metálicas que cuelguen en el vestíbulo del edificio sindical, tal como hacen con fe ingenua los creyentes católicos al mostrar su devoción a ciertas imágenes.

Romero Deschamps es secretario general desde 1995. Fue reelegido en 2000 para un periodo sexenal. Para evitar que se empatara su proceso electoral interno con el constitucional, se le reeligió el jueves 27 de modo anticipado. Durará en su cargo hasta el año 2012. Es seguro que en ese lapso retorne al Congreso de la Unión, donde fue diputado, senador y otra vez diputado, ininterrumpidamente de 1991 a 2003.

La conclusión de su trienio en San Lázaro hace dos años le hizo perder el fuero, del que se buscaba desposeerlo, pero carecer de esa inmunidad no fue obstáculo para que viviera en libertad los procesos a que se le sometió por su central participación en el desvío de recursos de Pemex a su sindicato y luego, parte de ellos, al PRI.

Anticipar la reelección fue decidido por unanimidad, misma forma con que se le ungió de nuevo, en la 23 Convención ordinaria del STPRM. No obstante que los dirigentes seccionales, a cuyo cargo corrió organizar la elección, le expresaron con su voto su adhesión, creyeron necesario exponer sus razones al público en general. He aquí algunas muestras de la alta consideración que les merece su líder general, verdaderos ex votos sindicales.

Sobre la firma de Carlos B. Gómez Olvera se lee: “los trabajadores de la sección 45 estamos contigo. Carlos Romero Deschamps: deseamos hacerte patente nuestra más calurosa felicitación. Es poco para lo que haces por nosotros, nuestro futuro lo hemos asegurado”.

Melitón Tapia Llanos dice: “los petroleros tenemos ahora viviendas dignas. Tuvieron que pasar más de veinte años para lograrlo. Solamente tú, Carlos Romero Deschamps, conoces bien nuestras necesidades. Por eso los trabajadores de la sección 43 te apoyamos y votamos por ti. Porque seguirás ofrendando tu vida por México”.

“A los compañeros de la sección 15 -dice su secretario Fernando López Reyes- nos invade el gozo por saber que nuestro amigo Carlos Romero Deschamps seguirá al frente de nuestro sindicato... y dará continuidad a todas las tareas y demandas en las que se está trabajando para beneficio de los 185,000 trabajadores petroleros y sus familias. Sabiendo que en él encontraremos la fuerza y el apoyo de su entereza, para que los logros sigan siendo para nuestro bienestar y la fortaleza del STPRM”.

Héctor Sosa, de la sección 34 afirma que “es un orgullo ser petrolero pero es más orgullo tener líder. Carlos Romero Deschamps: tú nos orientas y guías con fuerza y honestidad. Por eso apoyamos que nos sigas dirigiendo. Los trabajadores... sabemos que nunca nos defraudarás. Por lo que haces y lo que harás”.

En nombre de la sección 40, Héctor Saucedo Garza “hace patente nuestro apoyo y reconocimiento a nuestro líder Carlos Romero Deschamps, por su trabajo fecundo en pro de nuestras familias y de todo México. Carlos: ¡enhorabuena! Estamos seguros que contigo seguiremos avanzando. Tú eres el hombre que nos trazó el camino”.

Y no podía faltar el mensaje de la sección 35, donde Romero Deschamps despuntó como dirigente. Esa sección, que tiene un líder interino, Édgar Pulido Galván, “envía un cordial y afectuoso saludo, así como un reconocimiento del gran esfuerzo realizado, unidos a ti formamos parte de una gran organización, hacemos patente nuestro apoyo a los convencionistas que refrendaron tu dirigencia, y refrendamos nuestro compromiso. ¡Felicidades!”.

Golpeado por el presidente Salinas en 1989, cuando fue deshecho el imperio de Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, el sindicato prefirió desde entonces mantener una relación con el Gobierno que lo haga insospechable de autonomía y, al contrario, que muestre su sumisión.

Con mayor razón ha ejercido esa práctica Romero Deschamps, que necesitaba hacerse perdonar su participación en el colosal intento financiero del que se esperaba el triunfo de Francisco Labastida. Mas como ganó Fox y fue posible establecer la ruta que llevó quinientos millones de pesos de Pemex al PRI, vía sindicato petrolero, Romero Deschamps consiguió que se le permitiera restituir la cantidad indebidamente recibida, si bien el sindicato está devolviéndola en cómodas anualidades.

En canje, se aflojó el nunca muy potente rigor de la acusación por ese peculado, y el líder dotado de tantas prendas está a punto de quedar exonerado por completo.

Un aspecto principal del cambio democrático esperado por quienes votaron por Vicente Fox hace cinco años consistía en propiciar la libertad sindical, de modo que los trabajadores resolvieron por sí el futuro de las agrupaciones, sin control caciquil avalado y reforzado por el Gobierno. Ese anhelo de los petroleros se ha frustrado, pues Romero Deschamps encontró en el secretario del Trabajo Carlos Abascal, complicidad análoga a la que el priismo le dispensó. Los inspectores de trabajo rehúsan sistemáticamente dar fe de las trampas electorales que permiten la permanencia de los jefes seccionales, los mismos que reeligieron a su capo.

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