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Plaza pública/Legalidad

Miguel Ángel Granados Chapa

El miércoles, en la víspera de que ocurriera la gran manifestación en el Zócalo, con motivo de la sesión legislativa en que Andrés Manuel López Obrador sería desaforado, el subprocurador Carlos Javier Vega Memije hizo consideraciones sobre la legalidad, tema en el que ha abundado en fechas recientes, porque la Subprocuraduría a su cargo, la de investigación especializada en delitos federales, quedó en la palestra para responder al jefe de Gobierno. Insistió con reiteraciones ayer durante la sesión de la Cámara de Diputados en ese tema y enfoque al presentar la posición del Ministerio Público en pos del desafuero.

“Lo que las autoridades no pueden tolerar -dijo- es que esta concentración de ciudadanos, que acuden para protestar el caso del desafuero...se utilice para violentar la Ley, porque de ninguna manera podemos tener un Estado de Derecho si hay una violación a la legalidad”.

Antes de ahora, el hoy subprocurador había tenido un momento estelar en su vida pública. En septiembre de 1982 era secretario particular del presidente José López Portillo y en esa calidad, lo mismo que el general Miguel Ángel Godínez, jefe del Estado Mayor Presidencial (cuya hermana Rebeca formó parte de la sección instructora) fueron mostrados durante horas por la televisión, a espaldas de López Portillo, que anunciaba la expropiación de la banca, se reconocía presidente devaluado y anunciaba que defendería el peso como un perro.

Hacía pocos meses que Vega Memije desempeñaba esa función. La había heredado de su amigo Roberto Casillas, un abogado aguascalentense que había ofrecido previamente otra tarea al abogado guerrerense que es hoy promotor principalísimo de la legalidad. Vega Memije había sido secretario particular de Casillas cuando éste dirigió Almacenes Nacionales de Depósito (Andsa) y luego fue allí mismo director general de administración. En 1978 Casillas fue designado secretario particular de López Portillo, y llevó consigo a Vega Memije, como secretario adjunto. De modo semejante a la promoción que desde ese cargo había tenido Enrique Velasco Ibarra rumbo a la gubernatura de Guanajuato, Casillas fue hecho senador y a mediados de 1982 dejó su cargo en manos de su amigo Vega Memije.

Es probable que como secretario particular del presidente, el propio Vega Memije hubiera llevado a firma de López Portillo, el 27 de mayo de 1982, un decreto en que él mismo figuraba y que apareció en el Diario Oficial el cuatro de junio. El propósito del documento presidencial era retirar “del servicio de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos” y desincorporar “del dominio público una fracción del predio Las Palomas, ubicado en el municipio del Carmen, Campeche”. y autorizar “a la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas para que lo enajene a título oneroso y fuera de subasta en favor del C. Carlos Vega Memije”.

El predio medía 218 hectáreas. Se explicaba en el decreto que la SARH “ha venido utilizando el inmueble de referencia para el desempeño de las funciones a ella encomendadas, habiendo manifestado que no le es de utilidad ni en el presente ni en un futuro previsible, por lo que no tiene inconveniente en que le sea retirado de su servicio”. Se agregaba que “el C. Carlos Vega Memije, con conocimiento de las consideraciones expuestas” por la SARH “ha solicitado la enajenación a título oneroso y fuera de subasta” de ese terreno, “a fin de utilizarlo con fines agropecuarios”. Y se decidía obsequiar el pedido del C. Vega Memije porque era propósito del Ejecutivo “dar el óptimo aprovechamiento a la propiedad inmueble federal, y en razón de que por las características del bien de que se trata el mismo es apto para el desarrollo de actividades agropecuarias que van de acuerdo con la política que en la materia ha establecido el Gobierno Federal...”.

El 25 de agosto siguiente Vega Memije consumó la adquisición del predio, ante el notario Juan de Dios Huizt, en Ciudad del Carmen. Representó al Gobierno Federal, sin que conste cómo acreditó ese papel, el arquitecto Luis Arriaga López. El precio pagado fue de 654 mil pesos, módica suma que significó adquirir el metro cuadrado a treinta centavos. Pero dos días después, sólo dos días después, el 29 de agosto Vega Memije volvió ante el notario Huizt a vender el predio que había adquirido “con fines agropecuarios”. El comprador fue Casillas, su amigo y antecesor en la secretaría particular, en ese momento ya senador electo, y que asumiría su representación unas horas después, precisamente el primero de septiembre, el día en que el jefe de ambos expropiaría la banca.

Al comenzar el siguiente sexenio, Vega Memije fue subdelegado del DDF en Azcapotzalco y director general de Gobierno bajo la regencia de Ramón Aguirre. Durante 1986 y 87 quedó fuera del Gobierno capitalino, y trabajando como asesor en el consejo consultivo del IEPES. Cuando José Francisco Ruiz Massieu fue elegido gobernador de Guerrero hizo a Vega Memije secretario de desarrollo administrativo y control gubernamental. En la muy difícil elección legislativa de 1988, Vega Memije fue diputado federal por el primer distrito guerrerense, y coordinador de la diputación de su Estado. Volvió a él al concluir su trienio en San Lázaro, como secretario de Gobierno.

Al retornar al Distrito Federal fue delegado del Gobierno capitalino en Cuauhtémoc, bajo Óscar Espinosa Villarreal, el regente que estuvo al borde del desafuero, del que lo salvó el despido que le asestó el presidente Zedillo. Es ahora uno de los cinco subprocuradores a las órdenes del general procurador general, Rafael Macedo de la Concha, ex procurador militar. Todos provienen del antiguo régimen. A él se deben.

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