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Plaza pública/Poderosa TV Azteca

Miguel Ángel Granados Chapa

Afectado y demandado por la autoridad bursátil norteamericana, el consorcio que encabeza Ricardo Salinas se retiró del principal mercado de valores norteamericano por considerarlo oneroso y hostil. Y en consecuencia, está impidiendo que la bolsa mexicana cuente con una nueva Ley, que la asemejaría en rigor fiscalizador a la de Nueva York. Mediante la fuerza avasalladora de TV Azteca, su principal empresa, Salinas ha conseguido que se aplace el debate de la Ley bursátil y, dado su creciente poder, podría lograr que esa legislación no sea aprobada al menos en esta legislatura.

El proyecto de nueva Ley fue discutido en los ambientes públicos y privados en que importa el desarrollo del mercado de valores. Las emisoras, es decir las empresas que cotizan en bolsa, se manifestaron favorables al anteproyecto que se convertiría en iniciativa enviada al Senado. Todas, menos una, TV Azteca embatió contra el proyecto y logró algunas adecuaciones en el debate senatorial.

Su propósito era evitar que la minuta saliera de Xicoténcatl rumbo a San Lázaro. Pero ya que no pudo impedirlo, consiguió que se estancara allí. El bursátil contaba entre los trece temas que serían abordados en las sesiones extraordinarias actualmente en curso, pero a última hora presiones de diputados priistas lograron que se excluyera la minuta proveniente del Senado. Para justificar la exclusión, la convocatoria explicó que sólo se abordarían asuntos cuyo dictamen estuviera listo antes del 21 de junio, fecha en que se abrió el nuevo periodo.

No fue así en rigor, pues no había dictamen para la discusión del nuevo régimen fiscal de Pemex, que sí aparece en la agenda. La verdad es que había triunfado la presión de TV Azteca.

Todavía al abrirse las sesiones extraordinarias se hicieron esfuerzos por incluir la discusión de la Ley bursátil y entonces TV Azteca echó mano de su conocido instrumento para avasallar a quienes se oponen a sus intereses. El miércoles 22 asestó al diputado Gustavo Madero un reportaje en que lo hizo aparecer como beneficiario del Fobaproa. También aseguró que, como empleado que fue de Banamex había servido a ese banco en su carácter de miembro de una comisión investigadora del rescate bancario que esta legislatura renovó conforme a pautas practicadas en las anteriores.

A la mañana siguiente el propio legislador, acompañado por el jefe de su bancada José González Morfín y otros diputados, salió al paso de las inexactitudes contenidas en el reportaje conducido por Lily Téllez. Pero si bien aclaró que nada tuvo que ver con el Fobaproa ni nunca fue empleado de Banamex, sino consejero regional en Chihuahua, como lo ha sido de otros bancos, en realidad pidió paz a la televisora del Ajusco, garantizando que el proyecto que incomoda al propietario de esa empresa no sería abordado en este periodo. Aseguró que la comisión de Hacienda, que preside, lo tiene ya enlistado para tratarlo la próxima semana, al comenzar julio, una vez cerradas las sesiones extraordinarias.

Eso quiere decir que Salinas Pliego ha ganado por lo menos un año en su afán de que no haya nuevas regulaciones en el mercado bursátil, pues aun suponiendo que el Poder Legislativo no sucumba ante sus presiones, si la Ley se aprueba entre septiembre y diciembre sólo entrará en vigor seis meses más tarde. En casos como éste, en que se renuevan prácticas e instituciones, la vacatio legis necesariamente es amplia, para permitir las adecuaciones pertinentes.

La oficina de Salinas Pliego presentó, legítimamente, un extenso documento (cerca de sesenta cuartillas, incluido el vasto apéndice con notas), donde expuso en el lapso previo al inicio del debate legislativo sus “consideraciones jurídicas sobre el proyecto de Ley del mercado de valores”. Como persona jurídica (me resisto a llamarla moral) TV Azteca tiene pleno derecho de hacer valer sus opiniones en la confección de un proyecto que afecta sus intereses. No tiene derecho en cambio, y aun debería ser sancionada por ello, a imponer sus puntos de vista a legisladores temerosos y codiciosos que otorgan prioridad a su relación con el segundo consorcio de televisión del país. Esos diputados, priistas, incurren además en el oportunismo, pues al excluir la Ley bursátil del periodo extraordinario ganan la voluntad de TV Azteca en momentos en que el PAN y el ex secretario de Gobernación han ganado el favor de Televisa.

El alegato de TV Azteca se concentra en el exceso regulatorio que, a su juicio caracteriza al ordenamiento aplazado.

Asegura que esa sobrerregulación surge del “pragmatismo extranjerizante” de quienes prepararon el proyecto, que han solido “adoptar figuras, métodos operativos e incluso reglas de control y vigilancia propias de otros mercados”. Por eso TV Azteca procura evitar que supervisiones interna y externa, y los derechos de las minorías, sean eficaces en México como desde los escándalos de Arthur Andersen, Enron, Permalat, lo son en otros países.

El poder de TV Azteca no surge sólo de su capacidad para abatir reputaciones a través de la pantalla.

Se finca también en su relación con la esposa del Presidente de la República. El diario Reforma ha puesto al descubierto la peculiarísima posición de Ernesto Vidal, funcionario de la oficina de prensa de Los Pinos, que ha recibido, además de su salario oficial, honorarios de TV Azteca donde antes trabajó. El presidente llegó a admitir que el narcotráfico se había infiltrado a su casa, pero nada dice de este otro contagio.

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