Sólo unas horas después del doble descalabro que padeció en la primera de las tres etapas de la elección primaria de su partido, como si estuviera en la cúspide de su poder el presidente Fox sorprendió con anuncios en materia energética, entre los que descuella una nueva iniciativa de reforma constitucional. Salvo que sea un desliz, o que surja de la necesidad de arrojar de nuevo sobre la oposición parlamentaria responsabilidades en este punto, la inopinada iniciativa supone un acuerdo con las bancadas del PRI en el Senado y en la Cámara que asegura su aprobación en este periodo de sesiones.
En los comicios internos del PAN, la votación fue dos veces adversa para Fox. En vez de que la percepción generalizada de que Santiago Creel es el precandidato favorito del Presidente obrara a favor de su secretario de Gobernación hasta mayo pasado, parece haber surtido el efecto contrario. Además, si como sugirió el otrora o todavía amigo de Fox Carlos Rojas Magnon, la postulación de Alberto Cárdenas es una alternativa forjada en Los Pinos ante la temida (y ahora probada) declinación de Creel, la táctica no resultó exitosa, pues el ex gobernador de Jalisco no alcanzó el 25 por ciento de la votación que expresamente esperaba, y quedó seis puntos abajo.
Triunfó, en cambio, el aspirante al que Fox echó de su gabinete por hacer lo que Creel hacía sin reproche alguno y al contrario con el ostensible apoyo presidencial, es decir promover su candidatura simultáneamente con el ejercicio de su cargo. Puede decirse que aun antes de ese lance en que Felipe Calderón salió de la Secretaría de Energía a fines de mayo de 2004 no sintonizaban el presidente de la República y el que lo había sido de su partido. Cuando Fox hizo a Calderón abandonar la jefatura del grupo panista en la Cámara fue para ofrecerle no una posición en el gabinete, sino una de segundo orden, acaso como preámbulo a su promoción posterior. Pero no cuadraba con la relevancia de un antiguo líder nacional y coordinador de la bancada más grande que su partido ha tenido jamás, la dirección de Banobras, ni siquiera la principal oficina de la banca estatal de desarrollo.
No sólo en términos nacionales sufrió Fox un revés con la victoria de Calderón, sino que lo padeció especialmente en Guanajuato, su tierra natal. Quizá como parte de la actual coyuntura preelectoral en esa entidad, donde actúan tendencias de siempre contrarias al ahora presidente, allí resultó tan ancha la diferencia de votos con que perdió Creel, que cayó al tercer lugar. Sí, Guanajuato fue la única entidad donde Cárdenas superó al ex secretario de Gobernación, no obstante, o quizá por eso, que coordinó allí su campaña Arturo Torres del Valle, cuñado de Fox, casado con su hermana Mercedes.
La intensa campaña de propaganda en su propio provecho o el de su partido, emprendida por el presidente en torno o con el pretexto de su quinto informe de Gobierno no repercutió a favor de su o sus candidatos a la postulación presidencial. No obstante ese resultado inmediato y medible, Fox apareció personalmente en la inesperada presentación en vivo de un abigarrado programa relacionado con los energéticos. Junto a medidas de carácter administrativo, técnico y comercial, para hacer frente a la desmesurada alza en el precio del gas natural y para lograr otros objetivos, Fox anunció iniciativas de reformas constitucionales y legales, destinadas a promover o a sacramentar la participación privada en la industria energética, fenómeno que ya se presenta en forma creciente.
El proyecto de reforma constitucional tiene por objeto, según su descripción, ?complementar la inversión pública con inversión privada en la exploración, explotación y actividades relacionadas con el gas natural no asociado al petróleo?. Agregó Fox que ante el incremento de la demanda energética se requiere que ?los recursos de los mexicanos se utilicen en beneficio de los mexicanos sin perder soberanía...(ni la) propiedad total sobre el recurso natural?.
La iniciativa de reforma a la Ley reglamentaria del Artículo 27 constitucional en materia petrolera también tiene como fin consagrar la inversión privada ?en infraestructura de almacenamiento y ductos de petróleo y sus derivados?, si bien Fox la presentó como destinada a ?proteger las propiedades, la vida y el patrimonio de las familias que viven en zonas donde hay ductos de petróleo o de gas natural?. Aunque otro día nos referiremos a cada una de las diez medidas anunciadas ayer, anticipo aquí que el presidente basa esta iniciativa en una falacia, pues supone que sólo mediante inversión privada se garantizará la seguridad industrial que es obligatoria para Pemex, olvidando que algunos de los más graves accidentes en esta materia fueron causados precisamente por la inexperta participación de empresas privadas en operaciones que el personal técnico profesional de Pemex estaría en condiciones de realizar con mejores resultados.
Buena parte del debate sobre ?las reformas estructurales que el país necesita? según se repite mecánicamente, ha surgido de la oposición mayoritaria en las cámaras a enmiendas constitucionales en esta materia. Se creería que el ambiente adverso en una parte del Congreso suscitado por el veto a la reforma fiscal de Pemex impediría un entendimiento en temas vinculados a ese y de aún mayor trascendencia. Pero al insistir Fox en un tema que ya en el propio Gobierno se daba por cancelado es de suponer que cuenta con un compromiso que lo hará salir avante.
