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Plaza pública

Miguel Ángel Granados Chapa

Muerte en Oriente Medio

jerusalén. No hubo enfrentamientos el martes entre las fuerzas armadas y las decenas de miles de manifestantes que protestaron en Sderot por el desalojo de las colonias judías en la Franja de Gaza. Pero la muerte ronda ese proceso. El riesgo se actualizó anteayer mismo, cuando un niño de tres años perdió la vida al cabo de un confuso incidente. Al parecer, desde el territorio que será abandonado por Israel se intentó atacar a la gigantesca concentración de quienes se oponen a esa acción. Pero uno de los tres cohetes disparados con ese propósito falló y al caer a pocos metros del lugar de lanzamiento hirió a la familia de Hisham Abdel Razek, ex integrante del gabinete palestino. El menor de sus hijos murió y otros entre cuatro y 11 años, así como su esposa, quedaron heridos.

La amenaza de otras muertes flota en el aire. No se trata de las que provocan los embates armados entre palestinos e israelíes. Está abierto el riesgo de un suicidio colectivo y de un magnicidio, aunque ese peligro aparece hoy con los vagos contornos del rumor o de las versiones no confirmadas. Pero la conjetura de que un grupo de adolescentes podría quitarse la vida, en un sacrificio político, mereció ayer el espacio principal en la primera plana de la edición en inglés del diario Haaretz.

Entre diez y doce muchachos, de 16 a 21 años de edad, residentes en el asentamiento Gush Katif (al que grupos exaltados quieren llegar para resistir desde allí el desalojo) se preparan para suicidarse cuando se consume el abandono de las colonias judías.

También sobre el primer ministro Ariel Sharon pende el peligro de muerte, en una ejecución como la que en noviembre de 1995 arrebató la vida de Itzak Rabin, siempre en dificultades, el ex militar vive hoy uno de los peores momentos de su Gobierno y de su vida personal.

Sus hijos Omni y Gilad enfrentan problemas con la justicia, por operaciones financieras en las que se involucra también al propio primer ministro. Y uno de sus correligionarios, Benjamín Netanyahu es hoy su activo adversario. Desde el ministerio de Finanzas guerrea políticamente contra Sharon, a quien busca desplazar de la dirección del partido Likud, con el propósito de retornar a la jefatura del Gobierno.

Por lo pronto, desearía que fracasara la gran operación emprendida por el primer ministro, en contra de sus propósitos iniciales pero acorde con la posibilidad de paz en el Oriente Medio avalada desde el exterior.

Netanyahu figura entre los opositores a la retirada de Gaza, la demolición de las colonias y el reasentamiento de los desalojados en diversos puntos de Israel. La política, sin embargo, los obliga a aparentar armonía.

Ayer mismo, en una fotografía cuya publicación fue obviamente pagada como publicidad, el primer ministro y el responsable de las Finanzas sonríen durante la inauguración de un nuevo puerto.

El 22 de julio, por añadidura, se habría emitido una especie de sentencia de muerte contra Sharon. Al menos se buscó mediante una plegaria la ?cooperación de los ángeles de la destrucción? para que arrebataran la vida al gobernante.

Más allá de la superstición que pide al más allá intervenir en los asuntos mundanos, lo cierto es que la difusión de la amenaza revela la crispación creada en la sociedad israelí por el desalojo de la Franja de Gaza y la protesta civil que ha causado y a la que el mismo presidente de la República, Moshe Katzav hizo su propia aportación, cuestionada porque al apoyar el derecho de manifestación en realidad cohonestó, según algunos observadores, la infracción a la Ley que supone oponerse a medidas adoptadas legalmente por el Gobierno con aprobación parlamentaria.

?Es una lástima -escribió el prestigiado profesor Natan Lerner-que el presidente del Estado haya publicado un artículo en la prensa elogiando a los infractores y solidarizándose en forma virtual con los mismos, al punto de referirse a los valores que defiende como esenciales para el pueblo y para el Estado. El presidente tiene derecho a sus ideas, que pueden no coincidir con la política del Gobierno. No es legal ni moral ni conforme a la buena práctica gubernativa que escriba artículos solidarizándose con los opositores a Gobierno, especialmente cuando éstos acuden a la violencia o por lo menos al desorden para tratar de imponer en forma prepotente sus puntos de vista?.

La maldición contra el primer ministro fue hecha pública por algunos de los radicales de extrema derecha que participaron en la ceremonia, semejante a las del vudú en que se reclama atraer el mal contra una persona, incluida su muerte. En Israel se le denomina en arameo, pulsa denura y en la convocada para marcar a Sharon participaron alrededor de veinte personas, agraviadas por la política en curso respecto a Gaza.

?Entre los protagonistas de la ceremonia -se lee en el semanario Aurora- se encuentra el rabino Josef Dayán, del asentamiento de Pagot, junto a la ciudad cisjordana de Ramallah. Dayán es de origen mexicano y hace muchos años cautivó a los amantes de la literatura hebrea con excelentes traducciones de lo mejor de la prosa latinoamericana contemporánea, desde Vargas Llosa (La ciudad y los perros) hasta Manuel Scorza (Redoble por rancas)?.

Dayan informó que la idea de convocar al mal sobre el primer ministro debía contar con la aprobación rabínica, que finalmente fue conseguida: ?contamos con la autorización para pedir a las fuerzas superiores que envíen a ángeles de destrucción para que dañen a Ariel Ben Dvora Sheinerman, o Ariel Sharon?.

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