Nosotros los simples mortales, los que vivimos en el Estado de Coahuila, tendremos la responsabilidad de elegir el próximo 25 de septiembre un nuevo gobernador, El ciclo de Enrique Martínez y Martínez como tal, se acaba…
Con tal fin, los partidos políticos de mayor trascendencia en nuestro estado ya tienen registrados a sus pre-candidatos. Faltan tan sólo sus elecciones internas, llevadas a cabo con mecanismos diversos, para conocer a los candidatos oficiales, uno por cada partido, que contenderán para tan digna y difícil tarea.
Para regular los tiempos de estas elecciones internas propias de cada partido y que éstos tengan la posibilidad de elegir entre sus pre-candidatos a su candidato oficial, nuestra muy nueva Ley Electoral, que ha sido ejemplo para muchas otras entidades federativas, señala que a partir del momento del registro de los pre-candidatos de cada partido, empieza un periodo, muy pequeño, de escasos veintiún días, llamado “pre-campaña”, que tiene la finalidad de dar a conocer a los militantes y simpatizantes de cada partido y a la ciudadanía en general o sea a nosotros los simples mortales, quiénes son éstos pre-candidatos que pretenden gobernarnos, es decir conducirnos prudente y adecuadamente.
El espíritu de esta Ley acotando los tiempos, es precisamente buscando el orden, la paz social, la prudencia en el ánimo de los contendientes y para evitar el gasto y el dispendio innecesario de recursos.
O sea, de acuerdo a la civilidad y a la legalidad, apenas debiéramos estarnos enterando, de quiénes son esas personas que pretenden gobernarnos y empezar nuestra reflexión al respecto; veintiún días es suficiente para evaluarlos en base a su pasado, a su presente, humano y político y a su experiencia en el difícil oficio de Gobierno.
Sin embargo, lamentablemente vemos que no es así. En nuestro pobre estado, desde hace mucho mucho tiempo, se desató en todos los partidos una “pre-pre-campaña”, ilegal y absurda, que como un tsunami nos amenaza. Un tsunami formado no de agua sino por seres vivientes que con ambición desmedida, sin reglas y sin pudor, con fuego amigo o enemigo, se han ido posicionando de espacios. Seres vivientes que desde la trinchera que les ofrece un cargo público se han aprovechado para tejer proyectos personales, con un gasto vergonzoso, desmedido, que proviene de recursos públicos o de fuentes obscuras que emanan de compromisos que deberán pagarse a costa de nosotros, de nuestra seguridad, pero sobre todo de la pobreza lacerante de tantos coahuilenses, porque gratis no hay nada, todo hay que pagarlo, gratis tan sólo Dios.
A los que conocemos la historia de este actuar humano, no nos sorprende. El ser humano desde el inicio de la humanidad, ha tratado por todos los medios de agandallar… sin embargo, a través de los siglos, en periodos de reflexión, para contenernos a nosotros mismos, hemos inventado las instituciones, quienes se encargan de conducirnos, de establecer conductas a seguir a través de normas que se aplican para todos, todo ello para protegernos como sociedad y como individuos.
Por todo ello, hoy por hoy la gran pregunta para muchos es: ¿en donde están nuestras instituciones?, ¿en donde están nuestros gobernantes que en estos momentos están a cargo de ellas y que han permitido este desorden?, si es ilegal, ¿por qué se ha permitido y por qué existe impunidad?
Todas ellas preguntas sin respuesta… Nunca se había visto tal ambición y tal desorden.
Nos queda la esperanza que en la naturaleza de las leyes esté su perfectibilidad y así nuestra Ley Electoral pueda revisarse y ajustarse para regular la pre-pre-campaña, impidiéndola. Puede ajustarse la Ley regulando con mayor claridad la conducta de los servidores públicos, para que éstos no hagan lo que no deban, sobre todo de aquellos que están en un cargo que deriva de una elección popular y que por lo mismo están obligados a cumplir. Que regulen nuestra Ley Electoral, que “si no gozan de lo que tienen por ansia de lo que esperan” como dice el poeta Machado, los obligue a renunciar a su cargo.
No es fácil hacer este tipo de reflexiones… Los corazones son susceptibles y el enojo y la represalia rápida. Sin embargo, al estar tan cerca de uno de los precandidatos de la contienda interna del PRI, Heriberto Ramos Salas, que casualmente es el único que ha cumplido con la civilidad y la legalidad que marca la Ley y esto para él representa su gran desventaja, me pregunto y les pregunto: ¿no es esto una incongruencia?, ¿qué nos pasa?, ¿hacia dónde vamos?