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¿Pobre o desigual?

Sergio Sarmiento

“La pobreza no viene de la disminución de las riquezas, sino de la multiplicación de los deseos”.

Platón

El número de pobres en México parece estar disminuyendo. Por lo menos eso es lo que sugiere un estudio llevado a cabo por el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza que dio a conocer ayer la Secretaría de Desarrollo Social.

El número de pobres en México ha pasado, según este estudio, del 43 al 39.6 por ciento de la población total del país. La disminución es producto de una mejoría del ingreso en las áreas rurales de nuestro país. En las zonas urbanas los índices de pobreza se han mantenido estables.

El número de personas en situación de pobreza extrema ha bajado también: de 15.8 a 13.7 por ciento de la población mexicana.

Estas cifras, que se basan en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares para el 2004 que se dio a conocer hace apenas unos días, contrasta con el hecho de que en ese mismo periodo se acentuó la mala distribución de la riqueza de nuestro país.

¿Pueden ocurrir ambos fenómenos de manera concurrente? ¿Puede disminuir el número de pobres al mismo tiempo que se acentúa la mala distribución del ingreso? Durante mucho tiempo se pensó que esto era imposible. Se pensaba que pobreza y mala distribución del ingreso eran la misma cosa.

Este concepto, sin embargo, surge de una idea equivocada. Durante mucho tiempo se pensó que la economía de un país es un juego de suma cero: si alguien, especialmente el rico, tiene más dinero, entonces necesariamente el pobre debe tener menos. Pero la economía no necesariamente funciona así. De hecho, cuando los ricos aumentan sus ingresos a través de inversiones empujan también el de los pobres.

En realidad, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares para 2004 muestra que todos los sectores de la población tuvieron un ligero incremento en sus ingresos entre 2002 y 2004. Los más ricos, es verdad, se hicieron más ricos. Y los más pobres se hicieron menos pobres, pero a un ritmo más lento.

Esto no es imposible. De hecho, se trata de un fenómeno que hemos visto en muchos países. Chile es un ejemplo notable. Éste ha sido el país de Latinoamérica que mayor éxito ha tenido en la lucha contra la pobreza en los últimos años. Pero la distribución de la riqueza en el país ha empeorado.

La experiencia nos dice, de hecho, que la pobreza y la desigualdad son dos fenómenos distintos. En determinadas circunstancias se pueden atacar los dos problemas al mismo tiempo y algunos países así lo han hecho. Un ejemplo de que esto se puede hacer nos lo da Corea del Sur, que a su rápido crecimiento económico de los últimos decenios añadió un notable descenso en los índices de desigualdad.

Pero en otros países el proceso puede ser muy distinto. Ahí está el caso de China. La disminución de los índices de pobreza de este país han sido dramáticos en las últimas décadas. Pero la desigualdad ha aumentado quizá al ritmo más rápido del mundo.

En México tenemos que entender qué es lo que queremos: combatir la pobreza o disminuir la desigualdad. Enfrentar la pobreza obliga a promover mayor inversión y actividad económica. Una reforma en el sector energético, que multiplique la inversión productiva en petróleo, gas, electricidad y petroquímicos, por ejemplo, sería una estrategia ideal para combatir la pobreza.

En cambio una reforma fiscal, que a través de un IVA generalizado a todos los productos y servicios le diera más recursos al Estado y le permitiera aumentar su gasto en educación y salud, sería una medida conducente a promover una mayor igualdad entre los gobernados. Lo paradójico es que esa reforma, al restarle recursos a la sociedad y dárselos al Gobierno, podría resultar en una menor actividad económica y por lo tanto en un mayor crecimiento de la pobreza.

La experiencia internacional sugiere fuertemente que un Estado debe concentrarse primero en combatir la pobreza. Esta es la urgencia principal porque la pobreza agobia a quienes la sufren y se convierte en un círculo vicioso del que con el tiempo no hay salida.

Para enfrentar la pobreza es necesario promover políticas que lleven a una mayor inversión productiva y a una mayor competitividad de la economía. El combate en contra de la mala distribución de la riqueza puede ser necesario, especialmente para evitar conflictos sociales, pero lo que la gente necesita en un principio y con mayor urgencia es salir de la pobreza. Sólo después empieza uno a preocuparse de la diferencia de ingresos con los demás.

REMESAS Y OPORTUNIDADES

Los miembros del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza reconocen que no saben a ciencia cierta qué factores han llevado a la disminución del número de pobres en el país. Hay fuertes indicios, sin embargo, de que las remesas de los mexicanos en el exterior y el programa Oportunidades han sido los dos factores fundamentales.

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