Vicente Fox comenzó su carrera política al ser elegido diputado federal en 1988. No fue ducho ni asiduo en su función legislativa. Pocas veces fue a la tribuna. Su intervención más conocida ocurrió el 11 de septiembre de ese año, al calificarse la elección presidencial de Carlos Salinas, de quien se mofó en la letra de su discurso y en la forma, pues deshojó un código electoral que llevaba entre las manos y sobre las suyas propias montó hojas que simulaban las orejas de quien resultaría de esa sesión presidente electo.
Hace unos meses, Pablo Gómez (a quien ofrecemos nuestra condolencia por la muerte de su señora madre) lo había recordado como compañero suyo en esa legislatura, tomando ambos parte en un asalto a la tribuna. Ahora la propia Cámara de Diputados ha resucitado la imagen poco conocida entonces y menor aun recordada hoy del diputado Fox, quien en mangas de camisa aparece instando a la mayoría priista a que comunique, razone y legisle.
Esa toma figura en el spot de una campaña publicitaria de la Cámara, titulada Memoria, que se ha difundido en tiempos contratados y que ha tensado aún más la relación en San Lázaro entre el bloque mayoritario y el grupo parlamentario del PAN. Por medio de varios trámites, incluyendo un alegato en la sesión de la Comisión Permanente del Congreso, anteayer, la bancada panista pretendió que la campaña cesara, a lo que se avino burlonamente el presidente de la Cámara, Manlio Fabio Beltrones, quien anunció que la transmisión de los mensajes incómodos concluirá hoy, precisamente el día previsto en la contratación respectiva.
La campaña, secuela de las que han buscado explicar la posición de la Cámara al aprobar un presupuesto de egresos en mínima porción diferente del proyecto presentado por el Ejecutivo, argumenta en pro de la soberanía del órgano legislativo frente al presidente de la República. Y lo hace, para mayor contundencia, con palabras de panistas eminentes hoy día: el presidente de la República y dos aspirantes a sucederlo, Carlos Medina Plascencia y Santiago Creel, todos los cuales a su paso por San Lázaro reivindicaron el peso propio del Congreso frente al Ejecutivo, tal como lo hace hoy la mayoría.
El más contundente, el que pronuncia la frase que más corresponde a la actual situación fue Medina Plascencia. Sin experiencia legislativa, había sido designado líder del grupo parlamentario panista en 1997, cuando el PRI perdió el control de la Cámara. Junto a Porfirio Muñoz Ledo, cabeza de los diputados perredistas, fue frontal expositor del poder del bloque opositor de entonces, que contaba con la mayoría. Por eso cada uno de ellos fue elegido, cuando ese cargo tenía duración mensual, presidente de la Mesa Directiva (el mismo que, ahora con extensión anual ejerce Beltrones). Y tanto Muñoz Ledo como Medina Plascencia subrayaron la eminencia del legislativo frente al poder presidencial. El panista, según lo ha recordado el spot de la discordia, denunció, por una parte, haber padecido “las más groseras presiones del Gobierno! y enfático, definió: “¡En la Cámara de Diputados ya no manda el presidente!”.
Esa verdad de 1998 es aún más verdadera hoy, si cabe la intencional redundancia. Fox mismo lo reconoció al asumir la Presidencia y anunciar que él propondría y el Congreso dispondría. Como eso no ha ocurrido, sobre todo en torno al presupuesto de egresos de la Federación, está librándose una batalla entre poderes, especialmente entre San Lázaro y Los Pinos, que transcurre en varios espacios, entre ellos el judicial y el mediático, es decir el político. En el primer campo, en estos días la Suprema Corte de Justicia ventila las reclamaciones de la Cámara a las iniciales decisiones de ministros de ese tribunal que admitieron la controversia constitucional y suspendieron el ejercicio de varias partidas presupuestales y también se tramitan incidentes en que los diputados impugnan formalidades adjetivas.
La disputa mediática fue iniciada por el presidente Fox, en noviembre, tan pronto tuvo noticia, meramente informal, de la aprobación de un presupuesto diverso al que propuso. En cadena nacional discrepó del parecer legislativo, denunció la actitud de la mayoría y de modo explícito hizo elogio de los diputados de su partido.
Al día siguiente, sin poder utilizar el mismo medio, el encadenamiento de estaciones de radio y televisión, por una arbitraria decisión del secretario de Gobernación, los líderes de los partidos que forman la mayoría dieron respuesta al Ejecutivo, con un efecto público considerablemente menor. Y poco después pusieron al aire una primera fase de su campaña informativa, destinada a hacer conocer las asignaciones y reasignaciones que introdujeron al proyecto presupuestal, que tocaron sólo dos centavos de cada peso que erogue la Federación este año.
El 21 de diciembre, al anunciar la publicación del decreto de presupuesto y el comienzo de la controversia constitucional, Fox insistió en denunciar a la mayoría, a la que un mes atrás había descalificado como electorera e irresponsable. A su vez, la Cámara montó una nueva etapa de difusión, señalando incongruencias de los panistas exhibidos y por implicación, subrayando la independencia de la Cámara frente al Ejecutivo.
Cesará hoy el motivo inmediato del enojo panista, expresado por el sesgo partidario adverso al PAN que se manifiesta en el spot cuestionado, que es exactamente simétrico al sesgo partidario que denotan las intervenciones presidenciales.