Brasilia, (EFE).- En los alrededores de Brasilia, donde se cree que está el "centro magnético" del planeta, cientos de personas se han reunido en una experiencia mística y social para demostrar que es posible vivir en armonía, sin dinero ni bienes materiales.
El encuentro, bautizado como "El llamado del colibrí", congrega desde a un millar de personas de medio mundo en una hacienda de Alto Paraíso, una ciudad con reminiscencias hippies a unos 100 kilómetros de Brasilia, riquísima en metales, minerales y cuarzo.
Alto Paraíso está en el centro de la Chapada dos Viadeiros, un parque de exótica belleza natural que, según científicos, es el lugar que más brilla cuando la Tierra es observada desde el espacio.
La luminosidad de esta zona, una de las más antiguas formaciones geológicas del mundo, se debe a que atesora las mayores y más visibles placas de cristales de cuarzo que se conocen.
"Es una convocatoria planetaria sagrada que reunirá individuos y colectivos que ya trabajan en sus regiones para el restablecimiento del equilibrio biosférico", dijo a EFE el español Manuel Castelín, un artista plástico nacido hace 56 años en Vigo (Galicia, noroeste español).
Castelín es uno de los casi mil asistentes a esta "experiencia" ideada por grupos pacifistas vinculados al Foro Social Mundial, que congrega a los activistas del movimiento contra la globalización.
La idea es aprovechar el período que los esotéricos llaman "La Onda Encantada de la Tierra", entre el 17 y el 29 de septiembre.
Esa "fase interplanetaria" alcanzará su clímax el día 22, cuando, en coincidencia con el equinoccio de la primavera austral, "las puertas de todas las dimensiones se abrirán a la siembra astral de nuevos propósitos y cambios", reza la convocatoria del "Llamado del colibrí".
El pequeño pájaro multicolor se escogió como emblema porque en las culturas precolombinas se le consideraba "un mensajero de sugerencias de la conciencia divina, para un nuevo período de la eterna evolución humana".
Aunque la propuesta incluye prescindir de dinero y de todo tipo de bienes materiales durante la "experiencia", eso tampoco quiere decir que sea gratis pasar esos trece días en la "Aldea de la Paz".
La infraestructura necesaria para el encuentro cuesta dinero de verdad y por eso quien llegue de países en vías de desarrollo, debe pagar unos 110 dólares, precio que sube a 260 dólares para personas de Estados Unidos, Canadá y Australia y a 260 euros (318 dólares) para los europeos.
Pero como en el campamento instalado alrededor de lo que ha sido bautizado como Plaza del Concilio General también hay tenderetes en los que se venden artesanías, discos y libros, cada participante ha recibido trece cristales de cuarzo, que serán la "moneda social" de la Aldea de la Paz.
Con esos cristales se ejercerá el "trueque solidario", como se ha decidido calificar a todo lo que se parezca al vulgar ejercicio de compraventa de artículos en este gran espacio de comunión social y espiritual.
A pesar de que los organizadores del encuentro serán garantes de un cierto de orden en la Aldea, cada participante podrá proponer o realizar actividades, sin jerarquías y siempre dentro de un espíritu "absoluta y realmente democrático", según promete la convocatoria.
Además del fuerte contenido espiritual de esta cita, habrá para explotar también una gruesa veta política bien contestataria, acorde con el ideario del Foro Social Mundial.
Durante los trece días del encuentro habrá charlas sobre diversos y candentes asuntos de la realidad mundial, tales como la guerra y la paz, la economía, la educación, la salud, la ecología y hasta las tecnologías de punta, pues también habrá cursos sobre la utilización del software libre.
Todas esas charlas serán alrededor de la Hoguera Central de la Aldea de la Paz, una gran fogata que arderá durante los trece días y que también servirá de centro para los llamados "rituales sagrados de conexión espiritual", que ocurrirán cada madrugada.