Una "marcha blanca" recorrerá hoy la calle principal de la ciudad polaca de Lodz para dar las gracias al Santo Padre en su pontificado.
Varsovia, (EFE).- Millones de polacos se preparan para dar el último adiós a Juan Pablo II en miles de misas y actos religiosos que se celebrarán hasta el próximo viernes, día en el que se oficiará el funeral en el Vaticano.
Una "marcha blanca" recorrerá hoy la calle principal de la ciudad polaca de Lodz para dar las gracias al Santo Padre en su pontificado.
En la diócesis más pequeña de Polonia, la de Drohiczyn, todos los días a partir de hoy y hasta el día del entierro doblarán durante varios minutos las campanas a las 21.37, hora en la que falleció Juan Pablo II el pasado sábado.
El miércoles, los diputados y senadores se reunirán en una asamblea solemne para rendirle homenaje y asistir a una misa en su memoria, informó el presidente del Sejm (Cámara Baja del Parlamento polaco), Wlodzimierz Cimoszewicz.
Entre los muchos oficios religiosos de hoy en Polonia destaca el que tendrá lugar en el estadio del club de fútbol Cracovia, al que se espera que acudan unas 20 mil personas, declaró a EFE el portavoz de la entidad, Marek Pieniazek.
"Era lo mínimo que podíamos hacer por el Sumo Pontífice, que, además de ser una persona extraordinaria en todos los sentidos, era hincha de nuestro club y muy apasionado, porque cuando era obispo de Cracovia solía venir de vez en cuando a ver los partidos", explicó.
Los hinchas del Cracovia y sus rivales de siempre, los aficionados del Wisla, ya rindieron homenaje el domingo por la noche al Papa pactando la reconciliación y prometiendo que no volverán a enfrentarse como lo han hecho, a veces con enconamiento, durante ochenta años.
Mañana, martes, Varsovia rendirá un nuevo homenaje al Papa en la plaza que lleva el nombre de Jozef Pilsudski, el fundador del Estado polaco moderno.
Celebrará la misa el cardenal Jozef Glemp, primado de la Iglesia católica polaca, a quien Juan Pablo II, convencido de sus dotes diplomáticas, eligió como guía de los católicos polacos en 1981, en los momentos de mayor enfrentamiento con el régimen comunista.
Desde entonces y hasta la muerte del Pontífice, Glemp fue el jerarca que recibió los consejos del Papa sobre cómo abordar y resolver los problemas de su patria polaca.
También mañana otro club, el Ruch de Chorzow, organizará en su estadio, donde la selección polaca de fútbol cosechó muchos de sus triunfos más brillantes, otra solemne misa por iniciativa de la afición de Silesia, en reconocimiento al amor que sentía el Papa por el deporte.
Los estudiantes de la Academia de Educación Física de la ciudad polaca de Gdansk rendirán homenaje a la memoria del fallecido Papa acudiendo a las clases vestidos totalmente de negro.
Los cracovianos, aunque decepcionados por el hecho de que no se haya decidido que el corazón de Juan Pablo II descanse en la catedral de Wawel, participarán en los actos consagrados a rendirle homenaje, esperan las autoridades.
El jueves por la tarde se celebrará una misa especial para el "Papa cracoviano" en la explanada de Blonie, junto a Cracovia, donde Juan Pablo II reunió a millones de fieles en las misas que celebró cada vez que visitó la ciudad en sus peregrinaciones a Polonia.
"Invitamos a todos los cracovianos a participar en la ceremonia en un gesto de amor y respeto por el cracoviano más célebre de la historia", dijo el alcalde de la ciudad, Jacek Majchrowski.
También la víspera del funeral desfilarán por el centro de Cracovia, según se espera, decenas de miles de vecinos vestidos de blanco, en una marcha de agradecimiento al fallecido jefe de la Iglesia católica por su pontificado.
Pero el principal oficio fúnebre de Polonia será el viernes, coincidiendo con el entierro, en la explanada Blonie.
Ya se han montado enormes pantallas por las que los asistentes a la misa podrán seguir el funeral en el Vaticano.
El sábado se descubrirá un monumento del escultor cracoviano Czeslaw Dzwigala, levantado en memoria del Pontífice en el cementerio de Rakowicki, donde yacen sus padres.
Los rectores de todas las escuelas superiores polacas han suspendido las actividades de sus centros el día del entierro del Papa y en varias regiones, como las de Varsovia y Lodz, los alcaldes han decretado el cierre de todas las instituciones públicas.
Se espera que en todos los actos y ceremonias participen unos diez millones de personas, y los jóvenes tendrán todas las facilidades escolares necesarias, incluida la posibilidad de no asistir a clases, garantizada por el ministerio de Educación.