Custodia el DIF Estatal a dos menores que aparecen como presuntas víctimas
Elementos de la Policía Ministerial se encuentran tras la pista de un taxista que en reiteradas ocasiones cometió abusos deshonestos en contra de dos niñas de diez años de edad que se dedicaban a la venta de flores en las afueras de algunos centros nocturnos.
Las investigaciones por parte de la Dirección de Averiguaciones Previas se enfocan la localización del trabajador del volante que cometió esos abusos, mientras que sus víctimas están ya bajo la custodia del DIF Estatal y el caso fue consignado al juez en turno.
De acuerdo con la información de que se dispone, desde el lunes pasado la institución gubernamental canalizó el caso de las infantes a la Dirección de Averiguaciones Previas, designando a la Mesa No. 28 Especializada en Delitos Sexuales para su integración.
Se tiene conocimiento de que un formador del DIF Estatal, entre cuyas funciones se encuentra hacer recorridos para detectar en la vía pública a personas en condiciones de riesgo, se dio cuenta de que con cierta frecuencia las menores abordaban un taxi desde el sitio donde vendían sus flores y se retiraban en él para regresar un rato después.
Este trabajador consideró sospechoso el movimiento y hace unos días detectó cuando las niñas abordaban un ecotaxi por el centro de la ciudad y se dio a la tarea de seguirlas a bordo de una motocicleta; cuadras adelante alcanzó a la unidad del servicio público e interrogó a las menores sobre su destino y el motivo de que se hayan ido en esa unidad, a lo que ellas manifestaron que iban con un tío y el taxista las llevaría con él, permitiéndoles el representante del DIF que continuaran su camino.
No conforme con la explicación, el empleado estatal verificó el rumbo donde acostumbraban vender sus flores las niñas y fueron aseguradas para su protección y canalizadas al albergue donde inició la investigación, solicitando la intervención de sus padres.
Al ser interrogadas las menores, la versión inicial que proporcionaron resultó ser un mero engaño, ya que reiteradamente Yadira y Elisa (nombres ficticios) confesaron que eran víctimas de continuos abusos deshonestos por parte del trabajador del volante, quien también les ofrecía ?cristal? y cerveza.
Ruth Medina Alemán, directora de Averiguaciones Previas, con las declaraciones de ellas en su poder, indicó que hay elementos para proceder en contra del presunto abusador, una vez que las pequeñas aceptaron haber sido tocadas por él y ellas al individuo a cambio de dinero que llevaban a sus madres cuando no completaban la cuota de la venta de flores porque de lo contrario eran castigadas.
Declararon también que dicho sujeto las transportaba de vez en cuando por las noches a centros nocturnos y bares para que vendieran sus flores y en el camino les ofrecía drogas y alcohol, al mismo tiempo que aprovechaba para tocarlas.
?Una de ellas señala que el taxista de 26 años era su novio; por ello, hubo cierta resistencia para presentar cargos en su contra, pero la otra menor decidió dar los detalles que permitieron integrar la averiguación?, y con ello también se logró indagar que una de las niñas estuvo en el COOMI por amenazar a un sujeto con un cuchillo, dijo la funcionaria.
Otro de los datos que fueron aportados por Medina Alemán fue que las menores ya habían sido detectadas al dormitar en la sala de espera del Hospital General de donde eran canalizadas al Albergue Municipal, pero al cabo de unos minutos lograban escapar para continuar con la venta de flores.
?Yadira y Elisa fueron revisadas ya por el Departamento de Psicología y su situación es investigada por el Departamento de Trabajo Social, siendo necesario temporalmente que permanezcan apartadas entre ellas mismas y de su familia, para iniciar la fase de atención a víctimas, a la par de capturar al presunto delincuente?, aseveró.
Realidad
En recorrido que realizó El Siglo de Durango por avenida 20 de Noviembre entre Carlos León de la Peña y Miguel de Cervantes Saavedra, es común que por las noches un grupo de tres a cuatro jovencitas entre los 12 y 16 años permanezcan en las esquinas ofreciendo sus cuerpos, ante la apatía de las autoridades municipales y estatales.
Algunas por las tardes venden flores o periódicos, mientras por las noches y parte de la madrugada se dedican a prostituirse y una vez que son amonestadas por alguna patrulla se dispersan y al cabo de unas horas regresan a ocupar el sitio acostumbrado.