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MÉXICO, DF.- De nuevo, Siqueiros. Su obra, su pensamiento y su figura tienen como los verdaderos mitos, un tiempo presente, una potencia tremenda que jamás se extingue, una estancia que jamás se agota.
Desde la penumbra de los archivos que pueblan la sala de arte público Siqueiros, resuena la voz de El Coronelazo en el Volumen Siqueiros, Del Paraíso a la Utopía (Dirección General de Publicaciones del Conaculta, colección Arte e Imagen, 2004), donde Irene Herner devela parte del pensamiento que el artista expresó en diversos documentos.
Resultado de diez años de investigación, esta obra es un hallazgo de la pasión y la voluntad siqueiriana. Los textos seleccionados por la autora, son manuscritos teóricos y epistolares, y notas y comentarios críticos sobre su obra, emitidos también por diversas personalidades que dan cuenta de su naturaleza plástica y fuerza ideológica, fraguadas al calor de un siglo convulso y vertiginoso.
?Por los recovecos de su compleja ambivalencia, por su grandeza y a pesar de su fanatismo, ha terminado por convertirse en un personaje entrañable del siglo XX. Se le recupera en el contexto de la historia con sus razones y sinrazones, sin necesidad de justificar nada?, explica Irene Herner.
El libro, añade, se adentra en el sentido sagrado del arte en el siglo XX, en un close up sobre el artista. Explora el sentido mítico de la identidad cultural mexicanista, hasta su estereotipo de mexican curious que Siqueiros combatió.
Sobre este eje construido por ambos puntos, el lector encontrará diversas reflexiones acerca de temas cruciales como el Arte Público, El Arte Nacionalista Revolucionario, Reminiscencias de la Guerra Fría, los desencuentros con Diego Rivera; su entrevista con Stalin y su relación con Trotsky, por mencionar algunos pasajes importantes.
Quien se adentra en la lectura de este volumen descubrirá también que dentro del cosmos siqueiriano, el arte mestizo, propiamente americano tiene una misión sagrada y se le puede conocer al surcar por distintas veredas.
Éste, debe ser público y social en tanto que cataliza las emociones y funge como espejo identitario de la nación; asimismo, Siqueiros lo expresa como el engranaje fundamental de la sociedad y militante, sobre el sentido de la acción artística; además de ser un medio para los logros políticos, el arte tiene valor propio porque es una actividad fundamentalmente lúdica, liberadora e imprevisible; Siqueiros también descubrió que el acto de la creación es una plasticidad periodística, por lo que se afanó en hallar los mecanismos para hacer una obra multi-reproductible que, como el cine asaltara la vida del espectador, y lo llevara más allá de la contemplación, más allá de la forma tradicional de apreciar el arte visual.
En el libro, Irene Herner lanza la pregunta: ¿Qué es Siqueiros hoy? Responde: un patrimonio humano y artístico universal, una manera de percibir el siglo XX. La revisión de su memoria da cuenta de su racionalidad y de su honestidad, hoy Siqueiros es la historia de un soldado de la Revolución de 1910, un militante, comunista, de un antifascista activo, de un valiente soldado republicano, de un artista revolucionario, cuya obra y pensamiento estéticos transformaron y siguen transformando la forma de ver la identidad cultural mexicana e influyeron en la producción artística de su época.
?Resulta fascinante recobrar los archivos adormilados, la memoria de un estilo pictórico amarrado a la vida, consecuente con ella, en un diálogo con las diversas tradiciones y maneras de pintar y de ver, desde tiempos renacentistas, coloniales y precolombinos, pasando por una precisa revisión de las obras del arte moderno?.
El texto inicia con una cita del propio Siqueiros: ?Las cosas a distancia se abarcan mejor, porque se engloban más simplemente?. Siqueiros tenía razón, sentencia Irene Herner. Tenía que pasar el tiempo para reencontrarnos con los ?sentimientos fundamentales? de un personaje histórico como él, para rebasar la confusión, los prejuicios, los muchos errores y las virtudes de una vida polémica y compleja y el oropel de las emociones?.