Querida Secretaria:
El matrimonio es uno de los rituales que todavía subsisten en la sociedad; aunque ahora está sucumbiendo, ya que cada vez es más fácil divorciarse. En este mundo moderno tenemos tantos derechos, también muchos prerrequisitos y demasiada libertad. Pero en realidad ¿es esto malo? Durante siglos, las mujeres no tenían ninguna opción; muchas aún no las tienen. Así pues, ¿por qué no aprovechar estas nuevas opciones de la mejor manera mientras se tengan?
La vida es corta, así que hay que pensar bien cómo decidirse por la mejor opción. Existe la incertidumbre de quién va a ser tu compañero en este suceso: ¿un cantante roquero, un galán de telenovela, un político, un veterinario, tu mejor amigo? Puedes apostar que nueve veces de diez no será con quien soñabas o pensabas que fuera.
Por ejemplo: ¿por qué no escoger a un ególatra demasiado atractivo para poderlo resistir? ¿Te sentirías orgullosa de haber sido escogida por alguien que tiene tantas alternativas? O tal vez acabes casándote con tu novio de la escuela... y ¿luego qué? Acallas esa voz interior que te dice que quizás haya algo mejor para ti, si pudieras esperarte un poco más.
Debemos hacernos esta pregunta: ¿me gusta, además de amarlo? Porque definitivamente debe haber una atracción física. Esto elimina la condición de ?sólo amigos?.
El matrimonio requiere de fidelidad mutua y ahí es donde tu elección puede fallar. En el ritmo de vida actual, se presentan muchas tentaciones para ambos cónyuges. Pero el amor todo lo supera, es lo que nos distingue como humanos. El amor no es una conveniencia. Tan sólo es. Deja que tu corazón hable, sintoniza las voces en tu mente que pueden mantenerte fiel a tu pareja.
Una suegra necia, entrometida, puede poner en peligro una buena relación. El amor es tan, tan frágil que tal vez el matrimonio lo pueda resguardar. Cuando el amor es auténtico y verdadero, ciertamente que prevalecerá.
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