Querida Secretaria:
(Continuación)
Hay algunas variedades entre los lobos de oficina. Desde el joven mensajero hasta los gallardos dignatarios. Entre ellos hay unos muy buenas gentes, inofensivos, pero debido a su inseguridad, tienen que mantener su status de conquistadores flirteando con todas las mujeres. No permitas tú ser su blanco favorito. Aunque no tengan malas intenciones, sus insinuaciones rebajan a la chica que tolera que alguno de ellos se aproveche de ella.
En una oficina moderna, en la actualidad, una asistente no debe escandalizarse de algunos chistes subidos de color que cuenta el majadero. Pero sí puede mostrar su reprobación ya sea fingiendo confusión o calladamente retirándose. Probablemente con estas actitudes lo desalientes a seguir con sus picardías. Actúa con naturalidad y cambia de conversación.
Para la chica nueva en este juego de oficina, la mejor manera de reaccionar a estas conductas, es evitar todo problema antes de que éste se inicie. Estas escenitas pueden evitarse si te mantienes ocupada al momento que se acerque hacia ti. De esta manera se va a retirar en busca de mejores acogidas.
Suponiendo que una noche te quedaste a trabajar hasta tarde. Uno de los altos ejecutivos (muy bien casado) te invita a cenar con él. Tal actividad extracurricular es dinamita cuando se trata de un hombre casado. Por supuesto que no necesitas sentirte ultrajada, simplemente le dices que ya tienes planes para esa noche. Él recibirá el mensaje y respetará tu decisión. Un hombre casado que busca una pequeña aventura es fácil de desanimar, tan sólo porque ya está comprometido. No importa qué tan sobresaliente sea en la empresa. Tú llevas la de ganar.
Aun cuando te sientas atraída por él, no permitas que comience algo. No puede haber nada para ti sino problemas. Cuando el ?affaire? se apaga y el ejecutivo se cansa, no resulta conveniente tener alrededor a su ?ex capricho?. Tú serás la que perderá su empleo, no el jefe. Como en todos los asuntos de ética, es siempre la mujer la culpable, siempre es la mujer la que la paga.
Si empieza a rondarte un alto ejecutivo de la empresa, lo mejor que puedes hacer es cambiar de empleo. En realidad muy pocos son los jefes los que tienen intenciones deshonestas para con sus secretarias. Se dan cuenta que están en la mira y valoran su prestigio y posición demasiado para arriesgarlas dando motivos para provocar un escándalo desfavorable. Aunque la asistente no lo sienta, una actitud de cierta ingenuidad generalmente desanima a alguien que se acerque con malas intenciones.
Continuará...
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