Los infantes con perturbaciones presentan un riesgo más elevado a sufrir accidentes
El Siglo de Durango
?Los trastornos por déficit de atención e hiperactividad son problemas cuyo origen se desconoce y que afectan entre el 6 y 7 por ciento de los niños en el nivel nacional. No fue la excepción en el estudio que se hizo en Durango. Esto nos lleva a la necesidad de tener recursos humanos en el área de la salud que puedan atender estos niños?, expresa Amador Flores Aréchiga, coordinador nacional de Educación Saludable de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
El funcionario federal cita que por cada 100 mil infantes, al menos cinco mil estarán afectados por este problema de salud mental. ?La pregunta que nos tenemos que hacer es en qué sitio va a ver capacidad, tanto física como emocional y de calidad para esto?, indica.
Los infantes que sufren déficit de atención e hiperactividad presentan un riesgo más elevado a tener accidentes, pues tienen conductas más impulsivas o violentas. Además, este padecimiento no les permite avanzar en su aprendizaje académico al igual que sus compañeros de clase.
?Este problema, desafortunadamente, en un 40 por ciento sigue hasta la edad adulta, de manera que no atenderlo a tiempo implica dejar al 5 ó 6 por ciento con posibilidades futuras reducidas. Es necesario poner atención?, complementa.
Flores Aréchiga comenta que los maestros tienen la capacidad de detectar a los niños con este problema, ya que por lo general son muy inquietos e incumplen con sus labores escolares. Pero quien debe estar capacitado para hacer frente a la situación es el sector salud: Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y la propia Secretaría de Salud.
?Esto no es un problema que se resuelva en las escuelas. Los maestros no tienen capacidad profesional para tratamiento. El planteamiento que hago es que esto es un reto para que el personal de salud, en buena medida psicólogos y psiquiatras, estén en número y capacidad suficiente para atender este problema que no es pequeño?, establece.
Luego dice que si se toma en cuenta que existen cerca de 20 millones de niños, cerca de 500 mil sufren este problema.
?Algunas veces la agresividad se empieza a desarrollar desde la infancia y esto requiere de la atención de los maestros que tienen una idea de los niños que se salen del patrón. Ellos detectan este tipo de problemas y deben canalizarlos al área de salud correspondiente?, enfatiza.
El reto es, pues, que los infantes sean atendidos de la mejor manera y no dejarlos que crezcan sin ese apoyo, pero subraya que son los padres de familia los responsables de llevar a sus hijos con el médico, no las autoridades educativas.
Otras contrariedades
Cuidar lo que consumen los niños como refrigerio en la escuela o por las tardes es fundamental para prevenir la obesidad y el sobrepeso, así como para controlar estos problemas cuando ya afectan la salud de los menores, comunica Angélica Díaz Aranda, jefa de la Unidad de Divulgación de la Escuela de Dietética y Nutrición del ISSSTE.
Una dieta balanceada, explica, ayuda a prevenir otros padecimientos como infecciones respiratorias agudas y enfermedades diarreicas agudas.
Díaz Aranda advierte a los padres de familia no olvidar que durante el recreo, los niños tienen la posibilidad de comprar en las escuelas productos con poco o nulo valor nutricional y que, por el contrario, pueden llevarlos a problemas de obesidad y desnutrición.
Actualmente, algunas madres no preparan refrigerios nutritivos para sus hijos y prefieren darles dinero para que ellos compren lo que quieran consumir. Con esta facilidad, los niños adquieren productos que en su mayoría son considerados ?chatarra? o comida rápida, que en nada ayudan a la nutrición y, por el contrario, los hacen subir de peso.
