Prevén las fuerzas de seguridad un despliegue de seis mil agentes y siete mil soldados
EFE
WASHINGTON, EU.- Las autoridades de EU ensayaron ayer el desfile y el ingente dispositivo de seguridad para la ceremonia de investidura del presidente George W. Bush, el primero desde los atentados del 11-S y el mayor en la historia de este ritual.
Las fuerzas de seguridad tienen previsto desplegar a cerca de seis mil agentes del orden y siete mil soldados para proteger la ceremonia en sí, en los jardines del Congreso y el desfile presidencial que recorrerá los tres kilómetros que separan la Casa Blanca del Capitolio.
Mientras las miles de personas que acudirán a la capital para asistir a la investidura -el acto social más importante de la vida política del país- han comenzado ya a llegar a Washington, el comité conjunto de la Policía y las Fuerzas Armadas celebró ayer el ensayo general del desfile presidencial.
Las calles del centro de Washington quedaron cerradas al tráfico -garajes de aparcamiento incluidos- y una fuerte presencia policial se desplegó en los cruces, en un avance de lo que será el jueves.
Aunque los servicios secretos no han detectado indicios de planes terroristas para la ocasión, el evento ha sido declarado de máxima seguridad nacional y el dispositivo de seguridad será el más extenso que recuerda la capital.
No es para menos. Se trata de una ocasión en que estarán en el mismo sitio el presidente, el vicepresidente, Dick Cheney, los miembros del Gobierno, los magistrados del Tribunal Supremo y el Congreso en pleno.
Se calcula que unas 750 mil personas salgan a presenciar el desfile, bien para aplaudir al presidente o bien para manifestarse contra él.
Para llegar al área acotada deberán atravesar al menos uno de los doce controles de seguridad. En las áreas ?delicadas? en torno a la Casa Blanca y el Capitolio, tendrán que mostrar sus billetes de acceso.
Y deberán cuidar lo que lleven encima. La lista de objetos prohibidos es extensísima y abarca desde lo obvio, como armas o explosivos, hasta objetos de apariencia tan inocente como los termos o los carritos de bebé (estos últimos sólo están vetados cerca del Capitolio).
Nada que pueda remotamente utilizarse como arma u ocultar alguna podrá entrar en la zona acotada. Las cruces y las banderas estadounidenses que los partidarios de Bush planeaban desplegar durante el desfile tampoco estarán autorizadas.
Más de cien manzanas del centro quedarán aisladas del resto del mundo durante un día. Sus residentes deberán escoger entre abandonar su vivienda durante un par de días o resignarse a permanecer encerrados en ella hasta el viernes.
El espacio aéreo será igual de hermético. El tráfico estará restringido y, en lugar de aviones comerciales, lo que sobrevolará el cielo de Washington serán cazas y helicópteros ?Black Hawk?.
El secretario saliente de Seguridad Nacional, Tom Ridge, que supervisará por última vez un acontecimiento de gran magnitud antes de abandonar su cargo, ha prometido que será la investidura más vigilada de la Historia.
?Estamos lo más preparados posible para desbaratar cualquier intento de atentado?, declaró Ridge.
El coste del dispositivo ha causado ciertas fricciones. El alcalde de Washington, Anthony Williams, ha protestado por el hecho de que la ciudad tenga que hacerse cargo de 17.3 millones de dólares en el coste de la seguridad.
Normalmente, el Gobierno Federal devuelve ese dinero a la ciudad pero en esta ocasión le ha indicado que haga uso de los fondos concedidos a Washington para la protección antiterrorista, lo que privará a la capital de presupuesto para su defensa para el resto del año.
No son sólo los gastos de seguridad los que han generado críticas. También las ha merecido el coste de los festejos de la ceremonia, que ascienden a 40 millones de dólares.
Este dinero vendrá aportado por donaciones de empresas y ciudadanos privados pero el hecho de que EU se encuentre en guerra contra Irak y el reciente maremoto en el sudeste asiático, que ha costado más de 160 mil vidas, ha generado llamamientos para que se cancelen las celebraciones y el dinero se destine a causas benéficas (EFE).
Pomposa ceremonia
Capítulo aparte, los gastos que giran en torno a la histórica ceremonia de posesión del presidente de Estados Unidos son algo que no se discuten, ya que el país tiene asumido el despilfarro de cada cuatro años en torno a la pomposidad de las celebraciones.
Sin embargo, una confluencia de eventos recientes: el desastre del maremoto, las advertencias de Bush sobre las finanzas de la Seguridad Social y los cinco mil millones de dólares mensuales destinados a Irak, ha puesto a pensar a algunos ciudadanos si el presidente debería permitir el despilfarro de dinero en su posesión el 20 de enero, máxime cuando es una ?reposesión?.
Mientras que el Comité Presidencial de la Posesión aspira a recolectar 40 millones en donaciones privadas para sufragar las ceremonias, galas y fiestas, se invertirán millones de dólares del Gobierno en la logística del evento y horas extra a pagarle a la Policía y al personal militar encargado de las fuertes medidas de seguridad.
Desde los partidarios hasta los opositores de Bush le han formulado si es necesario gastarse todo este dinero en lo que parece ser una extravagancia.
El representante demócrata Anthony Weiner recomendó una reducción en el presupuesto destinado a las ceremonias de posesión, tal como lo hizo el entonces presidente Franklin D. Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial.
?El presidente Roosevelt se posesionó en 1945 en la Casa Blanca, con un breve discurso y sirviéndole a los invitados una ensalada de pollo y una torta?, según cuenta una carta de Weiner al representante demócrata Jim McDermott. ?Durante la Primera Guerra Mundial, el presidente Wilson no hizo ninguna fiesta en su posesión de 1917, aludiendo a que los agasajos serían poco dignos?.
Los legisladores que representan la zona de Washington se han quejado a la Casa Blanca de que el distrito de Columbia no ha obtenido suficiente ayuda federal para encargarse de la seguridad de su zona para el día de la posesión: unos 17.3 millones de dólares.
El presidente señaló que el costo no es elevado. ?La posesión es una gran fiesta de la democracia?, dijo. ?La gente va a venir de todo el país para celebrar la democracia y celebrar mi victoria y estoy contento de celebrar con ellos?, argumentó.