EL SIGLO DE TORREÓN
SAN JUAN DE GUADALUPE, DGO.- En una fiesta donde hubo comida para el pueblo, música, alegría y visitantes distinguidos que por años no se ven aquí, se convirtió la firma de convenio que dará paso a la construcción de la presa El Tigre, aunque todavía no se ha dicho cuándo inicia.
El alcalde, Efraín Padilla Flores, invitó a los habitantes de las diversas comunidades rurales del municipio para estar presentes “en el acontecimiento histórico que permitirá a gran parte de sus habitantes poder sembrar sin la zozobra de perder sus cosechas por falta de riego de auxilio”.
Niños, mujeres y hombres de todas las edades se mezclaban en la plaza principal, donde había sillas que no todas eran ocupadas porque no había protección para el sol, que ya para las 12 horas era de 30 grados en este lugar.
“En unos momentos más llega nuestro gobernador, el contador público Ismael Hernández Deras”, decía la animadora desde las 12:30 horas y para que los asistentes no se aburrieran, había música viva con un conjunto norteño.
Los minutos pasaban y la animadora volvía al micrófono; “nos están avisando que en unos momentos más llegará el gobernador, para presidir este histórico acto de firma de convenio que permitirá la construcción de...”, y nada que llegaba.
Un jinete con sombrero charro, procedente del ejido Santo Niño, se paseaba en su caballo por los alrededores de la plaza con una letrero que rezaba; “Queremos la presa para el progreso de nuestro pueblo”, lo que llamaba la atención de los asistentes.
Dos becerros fueron sacrificados para convertirlos en asado que con grandes cazuelas de sopas diversas, estaban listas para ser servidas a todos los presentes al acto.
“Nos avisan que en unos momentos más estará con nosotros...”, volvía la animadora al micrófono, ya cerca de las dos de la tarde, en tanto que los invitados comenzaban a desesperarse y buscar sombra por donde fuera posible.
Cuando llegó el gobernador, acompañado del alcalde y el director de la Comisión Nacional del Agua (CNA), la animadora no se percató pero no faltó alguien que le avisara y lo anunció al público que ya para entonces llevaba casi tres horas de espera.
Cuando se acercaba al estrado el gobernador, varios niños, confeti en mano, se lo arrojaban con ganas al rostro, de acuerdo a las instrucciones que habían recibido, pero con tanta fuerza que se le metía en la oreja.
“Ya no, niños. Ya no, gracias. Señora, dígales que ya no”, decía el gobernador mientras trataba de limpiarse la oreja y el pelo de confeti al subir al estrado, aunque no mostró molestia, pero sí una sonrisa forzada.
Previo al acto, el alcalde dice que con la construcción de la presa, empieza apenas el desarrollo del Municipio, uno de los más antiguos de la Región Lagunera y de los más atrasados en todos los aspectos.
Valente Enríquez Mestas, presidente municipal durante los años 1968 al 71, se congratula porque al fin, dice, se hace realidad el sueño de los sanjuanenses y que beneficiará en forma directa 660 familias de por vida, va frenar la emigración y dejará una importante derrama de dinero durante los dos años de su construcción.
“Todos los que han estado en contra de la presa, yo los conozco, son amigos míos, los señores Aguiñaga, Pedro Vázquez, a quien conozco desde que llegó aquí, de España, hace 55 años, y a otros. Los respetamos pero creo que están equivocados, pues se trata de 660 familias de escasos recursos y ellos son unas tres o cuatro familias”.
