San Francisco (EU), (EFE).- La vida de los presos de California será todavía más dura cuando entra en vigor una ley que prohíbe fumar en el sistema carcelario del Estado, el mayor de EU.
La medida, que pretende ahorrar a las arcas públicas los costes sanitarios asociados al consumo del tabaco, fue aprobada por la legislatura californiana el año pasado.
Según Tim Leslie, el congresista del Partido Republicano que propuso la ley, se trata de ahorrar 280 millones de dólares por año.
"No queremos castigar más a los prisioneros", señaló Leslie quien agregó: "Creemos que ésta es una forma de ayudarles, y que si pueden superarlo quizá también puedan reformar sus vidas de otras maneras".
Para los críticos, no obstante, lo que se ahorre por un lado se gastará por el otro, ya que los pitillos mitigan el aburrimiento y el desánimo que caracterizan la vida entre rejas.
Además, creen que los fumadores -la mitad de la población de 160 mil reos que alberga California- recurrirán al mercado negro para conseguir el preciado pitillo, con lo que podrían aumentar las peleas y la violencia asociada a la venta ilegal del producto.
Esto es, al menos, lo que ocurrió en Maine, donde los asaltos en las prisiones de ese estado se cuadruplicaron cuando las autoridades decidieron imponer esta prohibición hace cinco años.
Entre los estados pioneros en prohibir el consumo del tabaco se encuentra Texas, que alberga el segundo mayor sistema carcelario del país.
Este estado sureño prohibió los cigarrillos en las cárceles en 1994, y nueve años después aprobó una ley que penaliza fuertemente el contrabando del tabaco en las prisiones.
