El ministro de Presidencia, señaló que Mesa sólo seguirá en la Presidencia si el Congreso se compromete a elaborar una agenda que incluya, una ley de hidrocarburos y estudiar autonomías regionales.
La Paz, (EFE).- El Congreso de Bolivia está dispuesto a rechazar hoy la dimisión del presidente Carlos Mesa y a forjar un pacto nacional que ayude al país andino a escapar de la grave crisis social y política en la que se encuentra.
La práctica mayoría de los grupos parlamentarios han anunciado públicamente que Mesa debe seguir siendo el presidente de Bolivia, de acuerdo a un borrador de la decisión que puede adoptar hoy el Congreso y que fue filtrado a los medios.
Pese a defender la continuidad de Mesa, el texto es muy crítico con el mandatario y le acusa de presentar su renuncia en medio de una grave crisis nacional.
También deja claro que el presidente y su gobierno no deben jugar con la democracia, deben ejercer sus prerrogativas constitucionales y hacer que prevalezca la ley.
Aun así, "podemos llegar a un acuerdo", manifestó hoy el secretario ejecutivo del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR, grupo mayoritario en el Parlamento), Miguel Antoraz.
Matizó que "si logramos avances en la reunión con el presidente de la República -previa a la sesión del Congreso- es posible que se dé una resolución de todas las partes para que el Gobierno de Mesa pueda continuar, pero bajo las condiciones de solidez que el país requiere".
Estas muestras de buena voluntad contrastaron con la denuncia, desde las filas oficialistas, de que en el Congreso se prepara un complot contra el Gobierno, según el diputado Wilman Cardozo, quien alertó de que la Cámara podría rechazar la dimisión y al mismo tiempo negarse a elaborar una agenda nacional.
El ministro de Presidencia, José Antonio Galindo, señaló que Mesa sólo seguirá en la Presidencia si el Congreso se compromete a elaborar una agenda que incluya, entre otros, el compromiso de sacar adelante una ley de hidrocarburos viable para el país, celebrar una Asamblea Constituyente y estudiar autonomías regionales.
En el caso de que el Legislativo no se comprometa a elaborar esa agenda, el presidente Mesa presentará su dimisión irrevocable, adelantó el viceministro de Coordinación gubernamental, Carlos Agreda.
Esa situación ahondaría la crisis social y política en la que se encuentra esta nación, la más pobre de Sudamérica y aquejada de protestas y bloqueos continuos.
Sin duda, la confusión ha aumentado, si cabe, en las últimas horas a la espera de que se celebre la reunión de los grupos parlamentarios con el presidente Mesa, para después dar paso al inicio de la histórica sesión legislativa que se espera comience a las 16.00 hora local (20.00 GMT).
El Ministerio del Interior de Bolivia ha puesto en marcha un gran despliegue de seguridad en torno al Congreso para evitar disturbios.
La carta de dimisión de Mesa, presentada el lunes, respondió al bloqueo total a la gestión presidencial.
El presidente reconoció que las trabas encontradas por los distintos grupos parlamentarios a la ley de hidrocarburos presentada por el Gobierno, así como los constantes bloqueos de carreteras y caminos protagonizados por campesinos a lo largo y ancho de Bolivia, le empujaron a presentar su renuncia.
En su mayoría, los partidos creen que la decisión de Mesa es un chantaje para obtener apoyos, contando con que el aún presidente no cuenta con un partido político que lo represente en el Legislativo y esto le dificulta sacar adelante sus propuestas.
Mesa accedió a la Jefatura del Estado desde la Vicepresidencia en octubre de 2003 tras la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada, también debido a una serie de protestas que se saldaron con más de 60 muertos y 142 heridos.
La situación planteada ahora ha colocado al país y a la clase política boliviana en un callejón sin salida, ya que además del poco apoyo parlamentario con el que cuenta el presidente se hace casi imposible pensar en la aceptación de su renuncia para no sumir a Bolivia en un caos aún mayor.
Desde el exterior, los mandatarios de América Latina, además de Estados Unidos, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, han mostrado su apoyo a Carlos Mesa.
