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BOGOTÁ, COLOMBIA.- La confrontación entre las fuerzas del Estado y las insurgentes FARC podría intensificarse luego de tres años de ruptura del diálogo de paz y ante el resurgimiento de los ataques de la guerrilla, advirtieron analistas colombianos.
El director de la Fundación Seguridad y Democracia, Alfredo Rangel, consideró que las recientes acciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con saldo de 46 militares muertos, marcaron un nuevo quiebre del conflicto.
“La situación podría ponerse peor” si se tiene en cuenta que 2005 será un año de decisiones electorales, ante la eventualidad de una reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez en 2006, aseveró el analista político.
El gobernante libra una lucha frontal contra las FARC, la mayor y más antigua guerrilla de Latinoamérica, por lo que ese grupo insurgente tratará de debilitar la estrategia militar oficial con miras a golpear la popularidad de la cual goza el mandatario.
Las FARC, con unos 15 mil hombres armados en sus filas, atacaron varias guarniciones militares y sorprendieron a las tropas oficiales, en lo que fue calificado por la prensa local como “un campanazo” de alerta sobre las debilidades de la guerra contrainsurgente.
Uribe Vélez mantiene un apoyo popular que oscila, según distintas encuestas, entre el 56 y el 70 por ciento, dos años y medio después de haber asumido el poder, atribuido por los analistas a su “mano dura” contra la insurgencia.
El profesor de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario, Vicente Torrijos, señaló que las FARC “absorbieron durante ese tiempo a su adversario, vieron cuáles eran sus alcances y luego contraatacaron”.
“Cuando ya tenían un mapa estratégico completo, entonces avanzan, dan el paso y deciden intensificar su ofensiva para poner en tela de juicio la estrategia del Gobierno”, dijo el académico en un debate sobre el tema.
El influyente diario El Tiempo consideró en uno de sus comentarios editoriales que a “dos años y medio de sistemática persecución por parte del Ejército, esa guerrilla está en capacidad de propinar golpes contundentes”.
El periódico, el de mayor circulación en el país, señaló que los ataques de las FARC “han sido acciones militares de cierta envergadura, que indican disciplina operativa y capacidad de mando centralizado a nivel nacional”.
El grupo insurgente inició su contraofensiva el pasado primero de febrero con el ataque al puesto fluvial de Iscuandé, en el sur del país, donde murieron 16 soldados y otros 25 resultaron heridos.
Un día después, siete militares perdieron la vida al caer en un campo minado que los rebeldes activaron al paso de los uniformados por una zona rural de la selvática localidad de Puerto Asís, en el Putumayo.