KLOSTERS, Suiza, (Reuters).-Para ser un hombre que se va a casar con el amor de toda su vida, el príncipe Carlos se mostró claramente refunfuñón en la elegante estación de esquí suiza de Klosters.
Mascullando entre dientes durante una sesión fotográfica con sus hijos Guillermo y Harry, el heredero al trono británico fue captado por unos micrófonos cercanos diciendo: "Odio hacer esto".
Enfrentado a una avalancha de periodistas y fotógrafos, susurró "maldita gente".
Cada primavera, la familia real ofrece tradicionalmente una cuidada y preparada sesión de fotos en la nieve cuando van a esquiar a Klosters en señal de agradecimiento por haberlos dejado tranquilos.
Sin embargo, este año, el acuerdo tácito se ha roto, con los "paparazzi" intentando captar a Guillermo con su novia Kate Middleton.
Por otro lado, el matrimonio de Carlos la próxima semana con Camilla Parker Bowles se ha visto salpicado de contratiempos.
El lugar del enlace tuvo que ser cambiado del Castillo de Windsor al Ayuntamiento tras una confusión con las licencias de matrimonio. La reina se negó a asistir a la boda civil y expertos constitucionales incluso cuestionan la legalidad de esa ceremonia civil.